Nació en San Luis y al casarse fueron a vivir a Mendoza donde nacieron sus cuatro hijos. Al tiempo, dos de ellas casaron con sanjuaninos y los otros quedaron en Mendoza. Los varones continúan en Mendoza. Sara Pita Matilde Domeniconi es el tronco de donde arranca esta familia que reunió a sus cinco generaciones para homenajearla en su centésimo cumpleaños celebrado en casa de una nieta sanjuanina, Graciela Gómez, con una cena bulliciosa y plena de afecto. Pita estuvo casada con Manuel Álvarez Silva, empleado judicial y al fallecer, se vienen a vivir a San Juan. Cuatro descendientes: Sara Esther, maestra normal casada con Alejandro Gómez y cuatro hijas, Graciela (viuda de Javier Magnin) y tres hijos: Ana Cecilia, mamá del primer y único tataranieto hasta ahora, Joaquín: le siguen Andrés, María Eugenia, Susana, casada con Marcos Ramella y tres hijos: Martina, Leandro e Ignacio; por último, María Cristina, casada con Eduardo Moya y dos hijas, Candelaria y Valentina. El segundo de los hijos es Jorge Alberto, abogado, casado con María Nidia Yagiófano y tres hijos: Nidia, casada con Hugo y dos hijos, Agustín y Tomás; Jorge, casado con Paual y tres hijos, Bautista, Felipe y Julieta; Gastón, casado con Silvana y dos hijos, Lucrecia y Laureano. La tercera hija es María Cristina, también maestra como su madre, viuda de José Ruiz Ruiz y cuatro hijos: Javier, contador, casado con Verónica Leonardelli y una hija de su primera matrimonio, María Agustina; Guillermo, abogado, casado con Laura Forradellas y tres hijas, Lucía, Guadalupe y Ana Paula; Carlos, kinesiólogo, casado con Belén González y tres hijos, Gerónimo, Ramiro y Martín; María Eugenia, contadora, casada con Gabriel Rodríguez y tres hijas, Matías, Facundo y María Florencia. El cuatro hijo de Pita, es Mario Eduardo, médico, casado con Alcira Bertea y dos hijos: María Florencia, casada con Gustavo y dos nenas, Dolores y Josefina y el segundo es Juan Pablo, soltero.

A sus cien años aún se pasea entre San Juan y Mendoza para visitar sus hijos y sus nietos. Le gusta rezar y caminar un poco. Disfruta los nietos y su recién llegado tataranieto de apenas cuatro meses. Su hija María Cristina, la describe como una mujer siempre cariñosa y de dulce temperamento que hoy transcurre sus días rodeada de cariño.