El alcoholismo es una enfermedad que se explica en el 60% de los casos por causas genéticas, mientras que el 40% restante está netamente vinculado al ambiente social en que se desenvuelve la persona. Es una patología que actualmente tiene muchos tratamientos pero ninguno aporta una solución definitiva. Por eso, una empresa farmacéutica y la principal universidad pública de Chile cambiaron el enfoque y pretenden dar pelea al alcoholismo con una terapia genética para tratar este mal de forma inyectable. Se podría decir que es una especie de vacuna inspirada en una mutación genética que afecta a un 20% de los asiáticos, que son intolerantes a este tipo de sustancias.
La diferencia está en que las vacunas producen inmunidad. En este caso lo que se hace es que fue modificado un virus para que actúe como un vehículo, como una especie de mecanismo de transporte. Este virus es un adenovirus, es decir, que es un virus que dentro tiene un ADN artificial.
La Universidad de Chile, en conjunto con la empresa Recalcine y el estatal Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico colaborarán en el desarrollo de la terapia génica para tratar esa dependencia.
En Chile, con 17 millones de habitantes, unas 986.000 personas padecen algún grado de alcoholismo, según cifras oficiales.
Los investigadores chilenos, encabezados por el doctor Juan Asenjo, de la Universidad de Chile, están ya realizando pruebas en animales, como fase previa para comenzar el tratamiento en seres humanos a partir de 2012.
"La terapia ya ha sido probada en ratas genéticamente alcohólicas, en las que se logró disminuir la adicción en más de un 50% y en uno o dos años comenzarán las pruebas en humanos", señaló Asenjo.
"Si los resultados en humanos son igual de exitosos que lo que hemos observado en animales, bastaría con que el paciente se inyectara una vez al mes para comenzar a sentir los síntomas por un periodo prolongado, lo que desactivaría la adicción", añadió.
El laboratorio farmacéutico participará en la fabricación, desarrollo de las pruebas clínicas y comercialización de esta vacuna, en caso de que resultara aceptada por el organismo de las personas y así combatir de un modo definitivo el alcoholismo.
El tratamiento se basa en una mutación genética que posee el 20 % de la población asiática, que es intolerante al alcohol y el principal objetivo de lo científicos es incrementar los malestares típicos por el consumo de bebidas alcohólicas pero a nivel genético. Los síntomas de rechazo se deben a la falta de un gen que se encarga de producir la enzima aldehído deshidrogenasa, que metaboliza el alcohol en el organismo.
La futura vacuna buscará inhibir la enzima aldehído deshidrogenasa, que provoca un efecto semejante a la que experimenta una parte de la población asiática, incrementando los mareos, las náuseas y la vasodilatación en los adictos.
Desde 1950, en Chile se usa eldusifiram, droga que produce efectos fisiológicos parecidos a los que el alcohol provoca en los asiáticos. La desventaja es que la ingesta del fármaco es vía oral o mediante parches, lo que provoca que muchos pacientes abandonen el tratamiento.