La casona ubicada en calle Mitre 317 (O), antes de Catamarca, en la que actualmente funcionan institutos de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), como el de Geografía Aplicada y el de Historia Regional y Argentina, de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, fue adquirido por esta Casa de Estudios luego de pertenecer al Ejército Argentino. Claro que su historia es muy rica, no sólo por su arquitectura europea y los detalles de época, sino también por todo lo que allí ocurrió desde principios del siglo pasado. La licenciada Nora Inés Rodríguez, se encargó de investigar y publicar gran parte de la historia de esta casa para refrendar su importancia cultural. La investigadora cuenta que el doctor Alfonso Barassi, adquirió esta propiedad en 1911 y fue Octavio Barassi, arquitecto radicado en aquel momento en Buenos Aires, el encargado de realizar los planos de construcción que realizó la misma empresa de la familia. Para aquel momento la edificación era muy moderna, de dos plantas, estilo afrancesado semejante al de los palacetes levantados en Capital Federal. La gran particularidad es que fue construida con abundante hierro y cemento lo que le permitió sobrevivir al terremoto y continuar en pie en perfectas condiciones de funcionamiento. Además de contar con terminaciones de arena del Uruguay. “La planta baja era un espacio público y privado. Allí funcionaba el consultorio del doctor Barassi, uno de los primeros médicos oculistas que contaba con instrumental más reciente de la especialidad”, indica la investigación realizada por la historiadora con la colaboración de Susana Tello. La casa también contaba con dependencias muy cómodas para el personal de servicio, mientras que la planta alta era de ámbito totalmente privado. Allí se encontraba la sala de piano y pianola, el vestíbulo con vitreaux de origen europeo y estufa de mármol de Carrara color rosa, comedor principal y de diario, y cocina a leña. También los dormitorios con sus sanitarios traídos de Europa. La escalera que a la fecha existe como el resto de las dependencias, aunque con un grado de deterioro que puede ser solucionado, es de mármol con barrantes de hierro y bronce. Los detalles abundan como revestimientos, azulejos y empapelados, todo traído del Viejo Continente. Allí vivía Barassi con su esposa Catalina Graffigna Del Bono, hija de Don Santiago Graffigna. Cuenta la historia recopilada por Rodríguez que Barassi fue el mediador político entre los Graffigna y los Cantoni , aunque fracasó y la Revolución se produjo indefectiblemente en febrero de 1934 deponiendo a Cantoni. También fue intendente de la Capital durante el gobierno de Valenzuela y Horacio Videla desde el 15 de enero de 1942 hasta el 28 de junio de 1943 cuando se produjo el golpe militar. En una segunda etapa -1944/1952 – se transformó en el reconocido Sanatorio Vasallo, nombre que adquirió gracias a la reputación del doctor Alejandro Vasallo Quiroga, quien salvó a muchos heridos del terremoto en un quirófano instalado debajo de un árbol en el Hospital Rawson, y cuya clínica sí había caído con el sismo. Así durante varios años este sanatorio vió nacer a cientos de sanjuaninos ya que funcionaba como maternidad y cirugía. Esto fue hasta 1953, fecha en que el Ministerio de Guerra compró la casa para trasladar el Distrito Militar 49 que estaba en Desamparados. En el “70 sufrió tres atentados que sólo rompieron puertas y ventanas. “No existieron calabozos ni lugares de tortura, sólo se construyó una sala para guardar armas”, indica el texto de la investigación. En 1991 se subastó la casa y fue adquirida por la Universidad Nacional de San Juan, quien la conserva hasta la fecha y donde funcionan diferentes institutos de investigación. La Municipalidad de la Capital es la única que la ha reconocido como Patrimonio Cultural Arquitectónico de San Juan, lo cual ya constituye un gran avance para evitar cualquier tipo de cambios sin las autorizaciones pertinentes, aunque sería necesario también contar con la declaración provincial.