La procesión por la Inmaculada Concepción de María, en Capital, arrancó unos minutos más tarde a la espera de los fieles.

Es que esta vez llegaron sobre la hora porque la mayoría se volvió a sus casas a buscar el paraguas y hasta algunas bolsas de nailon.

La decisión fue acertada porque la lluvia nuevamente se hizo presente como ocurrió en el 2011 y en el 2013.

La diferencia fue que en esta ocasión comenzó a llover torrencialmente ni bien arrancó la caminata de varias cuadras y continuó hasta cuando inició la misa. Unas 7.000 personas participaron de esta fiesta mariana, unas 1.000 menos que el año pasado.

 

En familia

Como todos los años, los fieles participaron de la procesión en familia. Este año el lema de esta fiesta mariana fue ‘La alegría del amor que se vive en la familia es el júbilo de María‘. Por eso durante la caminata se rezó por los matrimonios en crisis. Antes de esto hubo muchos cánticos en honor a la Virgen.

Antes de comenzar la caminata el padre Daniel Ríos saludó y bendijo a todos los presentes, mientras les dijo ’espero que no nos mojemos mucho’, haciendo referencia a los sucesivos relámpagos y truenos que se produjeron en ese momento.

Pero su deseo no se cumplió. Ni bien arrancó la procesión comenzó a llover levemente, pero a los pocos minutos, de manera torrencial.

Los peregrinos recién habían recorrido tres cuadras del circuito
y tuvieron que sacar los paraguas para protegerse del agua. Los que no contaron con este elemento cubrieron al menos sus cabezas con nailon, bolsos o carteras.

Los más complicados fueron los niños, especialmente los bebés que iban en los changuitos. Como también hubo algunas oleadas fuertes de viento, el agua de la lluvia se coló por debajo del techo de este transporte, mojándolos igual.

 

Bendiciones

En diferentes esquinas a lo largo del trayecto, se hizo que la Virgen diera un giro de 360 grados en el mismo lugar para que pudiera mirar y bendecir a todos los feligreses que participaron de la procesión. La gente celebró este hecho agitando los pañuelos sin parar. Las personas tomaron fotos y filmaron.

Pese a las inclemencias del tiempo, la procesión se hizo a paso lento por precaución. Como cayó tanta agua, en pocos minutos las calles se inundaron y en ciertos sectores era imposible ver el camino.

Por esto, todos terminaron hasta con los pies empapados. Además, la gente aprovechó cada techo que encontró disponible durante el recorrido para descansar un par de minutos y tomar coraje para continuar.

La caminata también se hizo con mayor lentitud porque este año decidieron transportar la imagen de la Virgen caminando y no sobre una camioneta como en ediciones anteriores. Esta medida también fue precaución. Los organizadores de la procesión temieron que las fuertes oleadas de viento tiraran la imagen si iba arriba de un vehículo.

Pese a todas estas contrariedades ningún peregrino abandonó la caminata ni dejó de demostrar su devoción por María. Cantaron y rezaron durante todo el camino. Lo único que no pudieron hacer fue encender las velas que les entregaron para simbolizar la luz de Cristo. Primero fue por el viento y luego por la lluvia.

A diferencia de otros años, no hubo fieles frente a la Parroquia de la Inmaculada Concepción esperando el arribo de los peregrinos. Todos estaban dentro del templo para protegerse de la lluvia que seguía cayendo con intensidad.

Por este motivo el sacerdote decidió celebrar la misa dentro de la parroquia y no en la calle como se hizo tradicionalmente en las ediciones anteriores.

Pocos peregrinos se quedaron a participar de esta celebración debido que el templo resultó chico. Más de la mitad quedó fuera del mismo y decidieron irse porque la lluvia siguió, y con la misma intensidad.

 

Sin velas porque la lluvia no dejó

Desde la organización de la Parroquia Inmaculada Concepción repartieron 350 velas entre los peregrinos que participaron en la procesión. La idea fue encenderla para representar la luz de Cristo y pedir que esa luz ilumine a las familia, a la patria y a la Iglesia. Por las inclemencias del tiempo no pudieron mantenerlas encendidas. De todos modos la gente llevó las velas en la mano de manera simbólica.

 

La Virgen María, con un nailon

Ni bien comenzó la lluvia torrencial los boy scouts que transportaban a la Virgen María pararon la marcha y bajaron la imagen hasta apoyarla sobre el pavimento para poder cubrirla completamente con un nailon transparente para evitar que se mojara. Durante toda la procesión la imagen permaneció cubierta con la bolsa. Sólo cuando ingresó al templo de Concepción le sacaron el nailon. 

 

Compartieron hasta paraguas

Fueron pocos los fieles que tuvieron la precaución de llevar un paraguas para protegerse del temporal. La mayoría tuvo que ingeniárselas para protegerse un poco de la lluvia. Usaron desde bolsas de supermercado hasta los bancos que llevaron para sentarse durante la celebración de la misa. Las personas que llevaron paraguas lo compartieron, especialmente con los niños.

 

El templo estuvo repleto de gente

Por la incesante lluvia, el sacerdote decidió celebrar la misa dentro de la parroquia. Por este motivo el templo se llenó de fieles por lo que fue dificultoso el ingreso de la imagen de la Virgen y de los peregrinos. Más de la mitad no participó de la celebración porque quedó afuera y seguía lloviendo. Por precaución retiraron el sonido que instalaron en el escenario que armaron en la calle para celebrar la misa.