A 22 años del atentado contra la AMIA, la unidad fiscal especial para investigar el caso encontró pruebas hasta hoy “perdidas” que confirman que la voladura fue perpetrada con una camioneta Traffic.

 

El hallazgo fue realizado tras varios meses de pesquisas a partir de los expedientes de la SIDE desclasificados en 2015 y tiene en el centro de todo un balde con restos orgánicos y esquirlas que estaba congelado en un laboratorio de la Policía.

 

 

Según informó el Ministerio Público, el camino para llegar al hallazgo “comenzó varios meses atrás, cuando el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental de la UFI-AMIA (GERAD) detectó entre la información desclasificada en 2015 un video donde los profesionales del Cuerpo Médico Forense habían documentado y analizado su trabajo en la investigación”.

 

Según publica hoy el diario La Nación, las esquirlas estaban en un balde rojo que permanecía congelado en el laboratorio de la calle Huergo y en el que también estaban, rotulados, “restos orgánicos, hisopos con muestras” y “frascos con pelos de las víctimas”. Y si los estudios de ADN determinaran que alguno no corresponde con ninguna de las víctimas conocidas, “se podría estar frente al conductor suicida o a otra víctima”.

 

Esos restos metálicos fueron, ahora sí, peritados y cotejados con los restos de camioneta secuestrados en el lugar, ya peritados en 2002. “El adelanto de los resultados de Gendarmería Nacional días atrás indicó, finalmente, que había concordancia estructural entre las piezas reservadas hace 22 años pero recuperadas este 2016 y las partes de camioneta recogidas en el lugar al inicio de la investigación”, apuntó el Ministerio Público.