�Algunas industrias sanjuaninas ya han encarado experiencias para el uso de subproductos olivícolas. Por ejemplo, la empresa San Juan de los Olivos, en Ullum, comenzó en abril de 2014 a generar energía eléctrica con los desechos del olivo, tanto de la poda como del orujo, llegando a producir la suficiente electricidad, que está en orden a los 400 kW, para cubrir las necesidades del emprendimiento y en el futuro planean que el excedente pueda ser enviado a la red general, tras un convenio con Energía Provincial Sociedad del Estado (EPSE).
También la firma Olivsan, en Carpintería, implementó un secadero donde deshidrata los residuos o alperujos y los utiliza posteriormente para elaborar alimentos para ganado, según informaron desde la Cámara Olivícola. ‘’Además hay algunas experiencias cosmetológicas para elaborar cremas a partir de la extracción de vitaminas de las hojas de los olivos; incluso un miembro de la cámara comentó a su regreso de Italia que allá se está usando el carozo para la fabricación de pisos para la construcción’’, dijo su presidenta, Analia Mingorance. Agregó que los costos de implementar otros usos a los deshechos serán un impedimento para la industria al menos ahora, en momentos donde económicamente el sector aún no levanta cabeza. Además, está extendiéndose el uso de la cosecha mecanizada de aceitunas ante la falta de mano de obra, y por lo tanto los industriales locales están preocupados en construir lo que se llama ‘patios españoles’, sitios donde se le pueda sacar la hoja que extrae junto con el fruto la máquina y que baja la calidad del aceite.