Japón quedó ayer a un paso del desastre nuclear ya que el accidente nuclear en la central de Fukushima alcanzó el nivel 6 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), que tiene un máximo de 7, que fue el que tuvo la explosión en Chernobyl (Ucrania, 1986). Se teme lo peor: Que las dos nuevas explosiones registradas ayer en el reactor 2 de la planta dañaron el núcleo que contiene hasta 60 sustancias contaminantes perjudiciales para la salud humana, para los alimentos y el agua. La crítica situación, a la que se sumaron dos incendios en el reactor 4, obligó a la evacuación de 750 trabajadores de la central nuclear de Fukushima y a extender las evacuaciones hasta los 30 Km alrededor de planta. En tanto, la fuga radiactiva ya llegó a Tokio y otras ciudades donde la gente se volcó a los supermercados, que sufren un fuerte desabastecimiento. El nivel de radiación en Tokio era diez veces superior a lo habitual lo que hizo que una gran mayoría de la población recurriera a los barbijos y máscaras. Muchos, a pesar de la escasez de combustibles, emprendieron la huida de la mayor metrópolis del mundo. Para colmo de males, una nueva réplica del terremoto que el viernes arrasó con la costa noreste de Japón, volvió a sacudir el sur de Tokio con una intensidad de 6,4 grados en la escla de Richter. Una situación aún más crítica se vivía en la ciudad de Fukushima donde la gente está obligada a permanecer refugiada en sus casas ya que la falta de transporte le impide alejarse del peligro. Allí, es notorio el desabastecimiento de artículos de primera necesidad, incluida el agua. Lo que sí se les ha repartido son pastillas de yodo para que ingieran en caso de presentar contaminación.
La crisis pareció agravarse más tarde cuando los operadores del complejo dijeron que una de las dos explosiones hizo un agujero de 8 metros en el edificio que aloja al reactor 2, lo que implica que combustible nuclear utilizado quedó expuesto a la atmósfera.
El primer ministro japonés Naoto Kan pidió a las personas en un radio de 30 Km en torno a la instalación en el norte de Tokio, es decir una población de 140.000 personas, que no salieran al exterior.
El toxicólogo Lee Tin-lap de la Universidad China de Hong Kong dijo que ese nivel de radiación no era una amenaza inmediata a las personas, pero que las consecuencias a largo plazo eran desconocidas.
Los medios japoneses han asumido una postura más dura por la respuesta de Kan frente al desastre y criticaron al Gobierno y al operador de la planta nuclear, por no ofrecer suficiente información sobre el incidente.
El mismo Kan arremetió contra el operador por demorarse tanto en informar a su despacho sobre las explosiones, exigiendo saber "¿Qué demonios pasa?", reportó Kyodo.
El Ministerio de Transportes sostuvo que en el mismo radio se dispuso la prohibición de vuelos a raíz de los riesgos por fugas radioactivas, decisión que excluye aviones que cumplen tareas de asistencia y rescate.
Los vientos en la zona del terremoto y tsunami mantienen direcciones que llevan la nube radioactiva de la central de Fukushima 1 hacia el océano, lo cual reduce el riesgo de contaminación en la región, reportó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
EEUU, por su parte, confirmó señales de radioactividad de bajo nivel en su base militar de Yokosuka, ubicada en la bahía de Tokio, y en su base de Atsugi, también en Japón.