Le avergonzó abrir las puertas de su casa, en la que sólo tiene cuatro sillas, una mesa vieja y dos camas. Habló con mucha timidez al contar cómo fue su infancia y adolescencia, marcada por la pobreza, la soledad y las drogas, sin embargo cuando relató cómo es él cuando representa a Papá Noel pareció ser otra persona. Así, entre sonrisas de alegría y ojos brillosos de tristeza, Jorge Ormeño, contó cómo a pesar de la pobreza en la que vive ama sacarle sonrisas a los niños. En este contexto dijo que ya tiene el traje listo para empezar en estos días a visitar chicos y cumplir sueños, como Papá Noel.  

Sentado en la sombra, en la vereda de su casa (en el barrio La Estación, en Rawson), Jorge contó que su infancia fue dura y triste. Con la cabeza gacha dijo que no le gusta mucho hablar de esa época, aunque admitió que todo lo que sufrió le sirvió para ser un hombre de bien y solidario con los demás.

 
Jorge tiene 38 años, es papá de 4 chicos de entre 9 y 2 años. A los 3 meses de nacido fue entregado a sus abuelos, quienes lo criaron. ‘Cuando era chico era todo muy duro, éramos muy pobres. Y cuando mi mamá, que en realidad era mi abuela, se murió mi vida se vino abajo’, dijo con los ojos llenos de lágrimas, mientras abrazó con fuerza a Agustina, su hija más grande, que es la que siempre lo sigue a todos lados.  

Durante su adolescencia, comenzó a robar, a drogarse y a beber alcohol. Dormía en las plazas, en las veredas y hasta en los jardines de algunas casas para no pasar frío, pero su vida cambió hace unos años cuando empezó a colaborar en el grupo solidario Posibilidad para Todos. "Dormía en cualquier lugar, eso no me importaba y robaba para comprar comida y alcohol. No conocía otra vida. Esos años fueron muy feos, por eso ahora me gusta ver a los niños felices’, dijo el hombre, que en otras épocas del año se disfraza de Piñón Fijo para todas las actividades solidarias de Posibilidad para Todos. Mirando al cielo, como implorando ayuda para mejorar su vida, recordó que la Navidad siempre fue una época que le dolió, es que la pasaba sólo en alguna vereda de una iglesia o dónde lo encontrara.  

Actualmente la vida de Jorge sigue estando marcada por la pobreza. Trabaja haciendo changas y en las noches atiende un carro de comidas rápidas, por tan sólo 150 pesos. Sin embargo, su cable a tierra sigue siendo representar a Papá Noel o a Piñón Fijo para hacer sonreír a los chicos. 

Levantando la cabeza, mostrando otra postura corporal y hasta sonriendo a cada segundo Jorge contó la otra parte de su vida. Esa parte, que lo divierte y lo hace sentirse un ser útil, un ser que puede hacer sonreír a los chicos y a los adultos. Se maquilla y se siente el hombre más feliz de la tierra, el que puede solucionar cualquier problema con una monería y el que cumple sueños a miles de chicos año a año. Sus trajes son como una carcaza que lo hace enfrentar toda la timidez y hasta aflorar tanta alegría que hasta él se desconoce por momentos. ‘Mi vida es dura, pero ver sonreír a los niños me llena de placer. Hay veces que sufro, porque regalo juguetes hermosos que la gente nos dona. Pero, cuando llego a casa mis hijos no tienen con qué jugar. Pero ellos entienden, es más ellos también participan de las campañas solidarias con mucha alegría’, dijo aunque lamentó no poder darle a sus hijos todo lo que necesitan. 

 

"Cuando comienzo a vestirme de Papá Noel mi vida comienza a ser más linda y me olvido de los problemas" 

 

Una campaña 
 
Jorge Ormeño llevará, junto al grupo solidario Posibilidad para Todos, regalos y comida para los niños de Villa Martita, en Médano de Oro. Los interesados en colaborar pueden comunicarse al 4340825 o 154030597, por Whatsapp; o llevar las donaciones a la Casa 24 manzana 25, barrio La Estación. 

 

"Una de las herencias más lindas que les voy a dejar a mis hijos es el amor por ayudar a los demás"