(Desde Washington, Estados Unidos) Ryan Wesley Routh, un ex contratista de la construcción con un largo prontuario, aparece como el principal sospechoso de haber intentado asesinar a Donald Trump cuando jugaba al golf en Palm Beach. Es la segunda vez que Trump enfrenta un intento de magnicidio, y el Servicio Secreto falla en la protección del ex presidente republicano.

Ryan Wesley Routh no tiene entrenamiento militar, aunque intentó reclutar a voluntarios para combatir contra las fuerzas rusas que invadieron Ucrania. “Estoy dispuesto a volar a Cracovia e ir a la frontera con Ucrania para ofrecerme voluntario, luchar y morir”, posteó Routh en X (antes Twitter) a principios de 2022.

Los agentes del Servicio Secreto se movían detrás y adelante del carrito que transportaba al expresidente cuando detectaron un cañón de rifle semiautomático que sobresalía de una valla pegada al campo de golf que pertenece a Trump. Sin perder un segundo, la custodia oficial disparó contra quien se supone es Routh.

“Fueron cuatro tiros”, reveló Rafael Barros, agente especial desplegado en Miami.

Routh habría abandonado su rifle con mirada telescópica, dos mochilas y una cámara GoPro, y se subió a su camioneta Nissan negra para huir de la escena del crimen. En ese momento, un vecino de la zona sacó una foto del principal implicado y la puso a disposición de las autoridades locales.

Un rato más tarde, a 60 kilómetros del club de golf, Routh era apresado en la autopista I-95.

Al momento del ataque, Trump jugaba al golf con Steve Witkoff, un inversor inmobiliario de Nueva York. Cuando se escucharon los disparos, ambos amigos estaban en el hoyo seis y hablaban de la campaña presidencial.

Sin perder un segundo, la custodia del servicio secreto protegió con sus cuerpos a Trump y Witkoff, que a bordo de un carrito de golf abandonaron los links del imponente club ubicado en Palm Beach.

Ric Bradshaw, sheriff del Condado de Palm Beach, midió la distancia entre el sitio utilizado por el francotirador y el hoyo seis del campo de golf, adonde se encontraba Trump. Le dio 365 metros en línea recta.

“Con un rifle y una mira como la que tiene, esa no es una distancia muy grande”, dijo el sheriff Bradshaw.

El Servicio Secreto reforzó el equipo de protección de Trump tras el intento de asesinato en Butler (Pensilvania), el 13 de julio. Ese refuerzo, que incluye agentes adicionales y una mejor inteligencia sobre el terreno, podría haber jugado un papel clave al momento de evitar un ataque directo al expresidente.

Sin embargo, al igual que en el caso de Butler, los problemas más importantes en la protección de Trump se vinculan a los perímetros de protección de un sitio específico, incluso uno que se debería conocer con exactitud porque pertenece al candidato republicano.

El posible tirador se posicionó en los arbustos pegados al perímetro del club de golf y tuvo a tiro a Trump.

“Imagino que la próxima vez que venga a un campo de golf, probablemente habrá un poco más de gente alrededor del perímetro”, comentó el sheriff Bradshaw.

Un vocero de la administración Biden aseguró anoche a Infobae que todavía no hay indicios que permitan vincular a Routh con una organización política o una conspiración urdida en el extranjero. Se trataría de un caso similar al ocurrido en Butler, adonde Thomas Crooks actuó solo y usó un fusil semiautomático AR-15.

A siete semanas de los comicios, la seguridad de Trump se transformó en un asunto de Estado. El candidato republicano sufrió dos intentos de asesinato en poco tiempo, y los controles de seguridad han fallado una y otra vez.

Routh está bajo custodia del FBI y hoy comenzarían los interrogatorios.