El Papa Francisco utilizó un término despectivo para referirse a los homosexuales en la Iglesia católica durante una reunión con obispos italianos, indicaron el lunes varios medios italianos. Sin embargo, desde la Iglesia Católica aclararon que se trató de una “metedura de pata”, ya que “no era consciente lo insultantes que eran sus palabras”.
Durante la asamblea de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el pontífice habría invitado a los obispos a no acoger a personas abiertamente homosexuales en los seminarios religiosos, afirmando que ya había demasiado “mariconeo” o “ambiente maricón”, según la traducción más cercana.
Al respecto, en una reunión a puerta cerrada y sin periodistas, Francisco habría dicho: “Creo que hay demasiado ambiente marica en ciertos seminarios”. El papa, de 87 años, usó una palabra del dialecto de Roma, “frociaggine”, que se considera despectiva para referirse a los homosexuales.
Las palabras del Papa coinciden con lo que establece la “Instrucción” preparada por el Vaticano en 2005 y confirmada por él mismo en 2016. “La Iglesia no puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay”, puede leerse en el texto.
“Según los obispos contactados” por Corriere della Sera, “está claro que el pontífice no era consciente de lo insultantes que eran sus palabras en italiano”, escribió el principal diario italiano en su página web. “Más que con vergüenza, sus declaraciones fueron recibidas con algunas risas incrédulas, porque la metedura de pata era evidente”, prosiguió el medio.
Por su parte, el diario La Repubblica dio la misma información, citando varias fuentes que la corroboraron. Además, el periódico recordó que Francisco siempre militó por una Iglesia abierta a todos, sin distinción de la orientación sexual de los fieles, pero en la reunión insistió en prohibir el acceso a los seminarios a las personas abiertamente homosexuales.
En cualquier caso, el Papa habría pedido a los prelados que “acompañen” con “respeto y delicadeza” a los candidatos rechazados, tras constatar que a su juicio es mejor que los homosexuales no entren en el seminario, pero que si entran es preferible que no se conviertan en sacerdotes.
La reunión de Francisco con los obispos italianos tuvo lugar días antes de la asamblea general que cada año celebra la Conferencia Episcopal Italiana, como él como obispo de Roma.