El destituido presidente de Honduras, Manuel Zelaya, ayer instaló un campamento en el puesto fronterizo de Las Manos, del lado nicaragüense, donde permaneció con la intención de poder ingresar a su país. Mientras tanto el régimen de facto mantuvo el toque de queda en la zona y su amenaza de detener al mandatario. Zelaya habló ante decenas de seguidores hondureños después de arribar a Las Manos y dijo que no cederá en sus pretensiones de regresar a Honduras porque tiene el "apoyo del mundo". Esperó allí a su familia que no podía llegar a la frontera por los retenes militares del Ejército hondureño ubicados en la provincia de El Paraíso.

Aunque Zelaya no explicó si él dormirá en el campamento, se supo que el martes se verá en Washington con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.

Por otro lado, la tensión por la crisis política en Honduras, se vió agravada por la muerte de Pedro Magdiel Muñoz Salvador, de 23 años. Su cuerpo fue encontrado en la mañana de ayer a 100 metros del destacamento policial ubicado a 12 kilómetros de la frontera con Nicaragua y presentaba lesiones cortante en la mejilla, la yugula, el tórax y la frente, además de 35 puñaladas por la espalda. El joven oriundo de Tegucigalpa se había acercado ayer para manifestar a favor del regreso del derrocado presidente Miguel Zelaya, aunque no era un activista reconocido ni un dirigente político.