La Tumba de Jesucristo, en Jerusalén. Millones de peregrinos llegan cada año y dejan velas encendidas en el sitio sagrado que ahora ha sido restaurado.

A horas de su presentación pública, la cúpula y el Edículo que protegen la Tumba de Jesucristo, en
Jerusalén, aparecen ahora como nuevos tras diez meses de restauración que han servido para recuperar el lugar más sagrado del Cristianismo.

La responsable de las obras, Antonia Maropoulou, confirmó ayer la finalización de los trabajos ‘a tiempo‘ que serán presentados mañana con la retirada de los últimos paneles que cubren la zona de obras en el epicentro de la Iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Donde la tradición cristiana sitúa el enterramiento y resurrección de Jesús, un equipo griego liderado por Maropoulou ha trabajado desde el pasado mes de julio en una intervención de urgencia para evitar que el venerado lugar se hundiera.

‘Ahora se puede ver el color y la textura, las inscripciones, los frescos‘, dijo Moropoulou junto a la centenaria estructura de estilo barroco otomano, conocida como Edículo, construida entre 1809-1810 tras un dañino terremoto.

 

Nuevo. El nuevo Edículo, luego de la restauración. El templo del Santo Sepulcro estuvo abierto durante todo el proceso de restauración.

Desde entonces, sólo se han llevado a cabo restauraciones parciales y es ahora cuando se completa una labor integral.

Además del visible lavado de cara de todo el exterior del armazón, destaca como novedad la cruz greco-ortodoxa sobre lo alto de la cúpula, recién pulida, que no existía antes de la rehabilitación. ‘Es un símbolo que estaba en el proyecto original del Edículo pero no se puso porque las leyes otomanas prohibían exponer cruces en lugares públicos‘, declaró a la agencia de noticias Efe el franciscano y arqueólogo, Eugenio Alliata.

También se ha abierto una ventana dentro del habitáculo donde está el lecho de Jesucristo que ahora permite a los visitantes ver la piedra original de la cueva donde se socavó la tumba.

Los trabajos han consistido en una limpieza pormenorizada de las láminas de mármol que cubrían el Edículo y en reforzar su estabilidad para que garantice la protección de la cueva con el lecho.

Los bloques dañados del armazón han sido reparados, del mismo modo que se han cubierto las grietas con pegamento, rellenado fisuras.

A finales de febrero se retiraron las vigas de acero, colocadas por los británicos en 1947 para apuntalar la endeble estructura.

El equipo restaurador ha contado con una financiación total de 6 millones -el doble de los 3 millones de euros presupuestados -, con un 80 por ciento procedente de donaciones del exterior, declaró Bonnie Burnham, expresidenta del Fondo de Monumentos Mundiales (WMF, por sus siglas en inglés).

Moropoulou se ha mostrado satisfecha con los trabajos y pide ahora a ‘la comunidad cristiana que lo mantenga‘, incluidos los millones de peregrinos que recibe cada año y que dejan velas encendidas próximas a la estructura, lo que ha dañado y ennegrecido progresivamente el mármol.