Un joven de 22 años fue asesinado en la ciudad de Vallejo, en California, por un efectivo de la policía que confundió el martillo que llevaba en su cintura con un arma y le disparó cinco veces, pese a que estaba arrodillado y con las manos en alto.
Sean Monterrosa era hijo de Laura y Nefradi, ambos oriundos de la Argentina, y había salido a la calle para manifestarse por la muerte de George Floyd el pasado 2 de junio. Cerca de la medianoche, un llamado al 911 alertó a la policía sobre saqueos en una farmacia. Al llegar al lugar, los efectivos se cruzaron con este joven y lo matando.
"Estaba levantando las manos y le dispararon. Lo ejecutaron", dijo una de sus hermanas en diálogo con una cadena de televisión ABC.
El oficial que lo asesinó y dos compañeros que estaban con él en ese momento fueron separados de la fuerza bajo licencia administrativa (con goce de sueldo), mientras avanza la investigación. Los efectivos podrían enfrentar un proceso judicial por homicidio.
El Departamento de Policía de Vallejo tardó un día completo en admitir que el joven había muerto y, terminó contándolo 48 horas después en una conferencia de prensa. El jefe de policía Shawny Williams confirmó que Monterrosa estaba arrodillado con las manos sobre la cintura cuando le dispararon.