Es tanto el fanatismo de los feligreses por la figura del Papa que muchos de ellos llegan con regalos. Algunos tienen suerte porque el Pontífice les pasa por el lado. Pero otros tienen más problemas por la distancia.

 

Tal vez en esto último radique la explicación de por qué el Papa recibió un sombrero en la cara. Cuando se dirigía en el Papamóvil al altar en donde encabezó la misa, un fiel le lanzó esta ofrenda que le dio de lleno en la cabeza.

 

La reacción de Francisco fue esbozar una sonrisa. Es que si el cariño llega de golpe, tampoco da para enojarse. Ni los guardaespaldas pudieron evitar este momento que, afortunadamente, terminó siendo una anécdota.