Los cerca de quince misiles que Irán hizo volar hasta suelo iraquí para atacar bases militares de EEUU, en venganza por la muerte del poderoso comandante iraní Qassem Soleimaní, quedaron bajo sospecha por una tragedia aérea. Ayer, un accidente de avión causó la muerte de los 176 pasajeros y tripulantes que viajaban a bordo del aparato de la aerolínea ucraniana UIA que se estrelló envuelto en llamas al sur de Teherán, capital de Irán, al poco de despegar con destino a Kiev.

El Boeing 737, que salió del aeropuerto internacional Iman Jomeiní, "desapareció de madrugada tras cinco minutos de vuelo del radar", explicó la Organización de la Aviación Civil de Irán, que precisó que en el aparato viajaban 167 pasajeros y 9 tripulantes.

Desde Irán apuntaron a que el siniestro se debió a problemas técnicos aunque matizaron que hay que esperar a la lectura de las cajas negras, mientras que el Gobierno de Kiev mantuvo cautela ante las causas y pidió evitar especulaciones en la mayor catástrofe aérea en la historia reciente del país. 

Es que los rumores no se hicieron esperar y vincularon la caída del avión, que se estrelló envuelto en llamas, con la serie de misiles que lanzó Irán para atacar las bases norteamericanas en suelo iraquí.

Los restos de las personas a bordo quedaron dispersos junto a los escombros del avión sobre un terreno deportivo al sur de Teherán, adonde se desplazaron inmediatamente los equipos de rescate.

Unos 300 efectivos de la Media Luna Roja recogieron entre los escombros zapatos, bolsos y peluches de los fallecidos, al tiempo que empaquetaron los restos de los cuerpos para enviarlos a la Medina Forense.

El director de la Media Luna Roja de la provincia de Teherán, Shahin Fathí, explicó que "solo había unos pocos cadáveres medio intactos, el resto estaban completamente destrozados".

Según la lista publicada por la Organización de la Aviación Civil, en el vuelo viajaban 147 iraníes, doce afganos, cuatro suecos, dos canadienses y once ucranianos, incluidos los nueve tripulantes.

Estos datos no coinciden con los anunciados por el ministro de Exteriores ucraniano, Vadim Pristaiko, que publicó en su Twitter que entre las víctimas del siniestro hay 82 iraníes, 63 canadienses -entre ellos una pareja de recién casados-, once ucranianos, diez suecos, cuatro afganos, tres alemanes y tres británicos.

Esta disparidad se debe probablemente a que muchos de los iraníes tenían doble nacionalidad y viajaban con esos pasaportes, pero Teherán sólo los reconoce como ciudadanos de Irán.

En el vuelo estaban asimismo presentes varios iraníes estudiantes en universidades de Canadá y EEUU que se encontraban en Irán debido a las vacaciones del año nuevo y regresaban a esos países haciendo transbordo en Kiev.

Según el jefe de la oficina de Relaciones Públicas del Ministerio de Salud, Kianush Yahanpur, varios estudiantes, médicos y dentistas iraníes estaban a bordo del avión, entre ellos dos hijos de un alto cargo de este Ministerio.
Unas horas después del incidente la Universidad de Tecnológica Sharif colgó en su pagina web un mensaje de condolencia y los nombres de trece de los fallecidos, que estudiaron en ese centro.