Dilma Rousseff se convirtió ayer en la primera mujer electa en la historia del país para ocupar la Presidencia a partir del 1 de enero cuando sustituya en el cargo a su arquitecto y mentor, Inácio Lula Da Silva. La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) llegó con el apoyo de más de 50 millones de votos en respuesta a su promesa de mantener a la mayor economía latinoamericana en el camino de prosperidad que sacó a millones de ciudadanos de la pobreza.
La economista de 62 años, fue declarada vencedora del balotaje con el 55,92% de los votos con más del 98% de las mesas escrutadas, y con una ventaja de más de 10 puntos sobre José Serra, del opositor partido de la Social Democracia Brasileá (PSDB).
Desde la moderna capital, Brasilia, hasta las favelas de Río de Janeiro, los votantes repitieron lo que ha sido el tema que definió la campaña: la esperanza de que Rousseff continúe con los programas sociales y las políticas económicas de su mentor, el popular presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"El país nunca ha estado tan bien como ahora", dijo Milton Carneiro, un ingeniero que votó por Rousseff en Brasilia. "Espero que las cosas continúen de este modo", agregó.
Ese sentimiento fue lo que Serra no pudo vencer. El mismo candidato reconoció al momento de votar que peleaba "una batalla desigual", en aparente referencia a la economía en crecimiento, que ha llevado a muchos brasileños a gastar dinero por primera vez en autos, televisores y otros bienes.
Ahora Rousseff, que militó en organizaciones guerrilleras y que fue torturada en la década de 1970 por la dictadura militar, deberá concentrarse en las asignaturas pendientes para que Brasil finalmente deje el camino del subdesarrollo.
En la agenda está la lucha por contener la apreciación de la moneda local, el real, que está afectando a los exportadores; volver a dejar el gasto fiscal bajo control; e invertir en infraestructura antes del Mundial de Fútbol 2014 y de los Juegos Olímpicos 2016, que tendrán lugar en Brasil.
Pero ha mostrado poco apetito por grandes reformas económicas y se espera que mantenga en líneas generales las políticas de Lula, concentrándose en mejorar la eficiencia del Gobierno, reducir la burocracia y expandir el rol del Estado en algunas áreas estratégicas.
Rousseff logró alcanzar la cima del poder en su estreno en unas elecciones.
Sus detractores han destacado de ella su falta de experiencia electoral, su notoria fama de poseer un carácter adusto y maneras rudas, así como su escaso brillo y poca capacidad de respuesta rápida en los debates, pero Rousseff, siempre arropada por Lula, ha superado los obstáculos en la carrera hacia el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo.
Hija de un emigrante búlgaro comunista, Rousseff, pasó más de dos años encarcelada durante su juventud y fue torturada por su militancia en movimientos clandestinos que luchaban contra la dictadura militar en Brasil (1964-1985).
La "dama de hierro" como la llama buena parte de a prensa brasileña, cuando salió de la cárcel dejó su natal Minas Gerais y se mudó a Porto Alegre, donde tuvo a su única hija, Paula, que la hizo abuela por primera vez en plena campaña electoral. Con su lucha y vehemencia logró vencer al cáncer recientemente.
