El autor deja en claro que el interés principal del libro no pasa por el Titanic en sí, sino por sus pasajeros: ‘¿quién era esa gente? ¿Y qué les había llevado a ese fatídico viaje?‘. ‘El grupo era desde luego excepcional: los historiadores del buque aseguran que ninguna otra lista de pasajeros de la época concentra tal cantidad de nombres célebres como el artista y escritor Frank Millet, que se dirigía a Washington para el diseño del Monumento a Lincoln o su amigo Archie Butt, asesor de la Casa Blanca‘, comenta el autor.

Viajaba lady Duff Gordon, una de las principales diseñadoras del Reino Unido, así como el empresario de los Ferrocarriles Charles Hays camino a Canadá, en lo que se dio por llamar ‘un exquisito microcosmos de la era eduardiana‘. Entre otros pasajeros se encontraba el constructor del Titanic, Thomas Andrews; el propietario J. Bruce Ismay y la chica más bonita, según la consideración general, la actriz de cine mudo Dorothy Gibson.

‘Los Astor, con su comitiva y el terrier de Airedale, también estaban en cubierta (…) cualquier cosa que hicieran los Astor era noticia. Pero la circunstancia de que (el millonario) John Jacob Astor IV de 47 años estuviera prometido con una adolescente casi treinta años menor había proporcionado a la prensa la historia más jugosa del año‘, repasa Brewster.

‘No puedo superar la sensación de depresión y premonición de que algo malo va a pasar. Ojalá lograra quitármela de encima‘, escribió Edith Rosenbaum, alojada en un lujoso camarote de la cubierta A del nuevo trasatlántico de la White Star, el más grande del mundo en su época.

Además de las celebridades, ‘hombres y mujeres irlandeses buscaban sus diminutas cabinas en las cubiertas inferiores del Titanic. Los hombres solteros se alojaban en cabinas compartidas bajo la proa y las mujeres solteras encontraban alojamiento en popa‘.

Francis Browne, de 32 años, se preparaba para ordenarse sacerdote. El viaje había sido un regalo de su tío: ‘Fue una suerte para la posteridad que llevara consigo su cámara, las fotografías tomadas a bordo son realmente pocas y las del álbum del padre Browne constituyen la mayor parte del conjunto y la más importante‘, considera el autor.

El libro, recién publicado por Lumen, incluye fotografías del barco, de su botadura y de distintas personas que viajaron en él como Rosenbaum, los Astor, Molly Brown -una ‘enérgica‘ chica de pueblo cuyo marido descubrió una mina de oro-, varios tripulantes, el capitán Smith e imágenes de los salones principales y de las cubiertas de segunda clase.

También, hay fotos de los supervivientes del Titanic en el Carpathia (el buque que los rescató) y la multitud de gente que aguardaba la llegada de este barco en Nueva York, como los titulares de la catástrofe y una imagen de dos huérfanos de tres y dos años de apellido Navratil.

En la última noche del Titanic, ‘George Bradley se uniría a otros dos tahúres, Harry ‘Kid‘ Homer y Charles ‘Harry‘ Romaine, para desplumar a dos pasajeros durante una partida de whist (juego de naipes)‘, cuenta Brewster en uno de los apuntes sobre el paisaje variopinto que se desplegaba en el barco.

Como resume en el prólogo los pasajeros del Titanic eran una muestra representativa de la Edad Dorada, una época de la rápida industrialización y creación de riqueza en EEUU.

De los supervivientes, ‘cinco llegaron a cumplir cien años o más y al menos una docena vivió más de noventa‘, contabiliza el autor en el epílogo para luego describir sinsabores padecidos tras la tragedia.

Fuente: Télam