La castración química en Kazajstán se implementó en 2018 para violadores y pederastas. Zoya Manaenko, es una enfermera que aplica dichas inyecciones y aseguró que el procedimiento debería utilizarse en otros países ya que es el correcto.
En muchos países se discute sobre su efectividad, ya que afirman que el procedimiento no detiene las agresiones sexuales. El primer atacante sexual que se castró en Kazajstán fue solicitado para un hombre que fue detenido desnudo en una zona semidesierta junto con una niña de 8 años a la que había secuestrado de una plaza.
La enfermera que apoya la medida
Zoya Manaenko, enfermera desde hace casi 50 años, brindó una entrevista al diario británico DailyStar, donde insistió en que la castración química es un castigo “correcto” para los violadores y pedófilos.
Manaenko manifestó que los condenados “cometen crímenes terribles contra los niños, por lo tanto, es correcto que la ley lo permita“. Consultada sobre su actitud frente a los convictos, la mujer aclaró: “son mis obligaciones profesionales. Los convictos vienen aquí por decisión judicial. No hay emociones de mi parte“.
En Kazajstán el tratamiento de castración se indica luego de realizarse pericias psicológicas al detenido. Antes de cada una de las aplicaciones, la persona debe firmar un papel donde indica que acepta la condena. Las inyecciones se aplican cada 12 días y poseen un antiandrógeno esteroideo que se inyecta en el glúteo.
“Los delincuentes necesitan saber que cualquier delito será castigado. Deben tener en cuenta y recordar en su cabeza que existe un castigo por este crimen”, aseguró Zoya.