Esta tarde, Brasil vivirá la asunción de su nuevo presidente, Jair Bolsonaro. En ese marco, Brasilia ya está sitiada por militares y policías que vigilan los lugares por los que pasará el flamante Mandatario.

En la mañana del martes, la Policía Federal brasileña informó que hubo una supuesta amenaza contra Bolsonaro que partiría de un grupo autodefinido como “terrorista” y que habría colocado un explosivo artesanal en una iglesia del Distrito Federal. Dicen que el artefacto fue desmontado por la Policía Militar.

 

 

 

Ahora hay 12.000 uniformados, entre policía y Fuerzas Armadas, custodiando cada sector, según informa el diario Clarín. El operativo es tan estricto que incluso los invitados especiales tendrán que concentrarse en salones traseros de Itamaraty para ser llevados luego en vehículos al Palacio del Planalto, el punto culminante de la ceremonia de asunción.

 

A su vez, la prensa sólo tiene la opción de estar en uno de los cuatro lugares por donde pasará el Presidente: la Catedral, el Congreso, el Planalto y el Palacio de Itamaraty. Y los organizadores avisaron que nadie podrá cruzar las vallas que separan esos edificios.