El puntilloso informe de Vale sobre los monitoreos y medidas de seguridad dispuestos para un dique de colas construido 1976 e inactivo desde hace tres años torna más patética la tragedia que envuelve al gigante holding del Brasil y en su onda expansiva a la minería mundial. Las imágenes del lodazal que arrasó con centenares de vidas son portada en todo el planeta y la primera caída bursátil de las últimas horas del viernes es sólo un mínimo anticipo de los tiempos oscuros que deberá afrontar la minera insignia de Sudamérica. Estaba todo controlado, pero la proclamada seguridad de sus ingenieros se estrelló contra la cruda realidad. Algo puede fallar en minería, por ejemplo entre tanta inercia de empresas que maximizan resultados forzando productividades e infraestructuras. El mar de lodo de Brumadinho es un tsunami que amenaza lanzar al vacío el prestigio de la minería moderna como sinónimo de calidad y seguridad. La minera Vale opera en más de 30 países.