Chile, 14 de octubre.- Peña habló con el diario El País de España y afirmó que a partir de ahora le gustaría emplear su vida en dar clases de superación personal.
"Hemos aprendido mucho allá abajo", comentó antes de comerse un filete, de pie, con la bandeja en la cama.
"Hemos aprendido, por ejemplo, a contar mucho más con nuestras familias. Y toda esa miel de lo que aprendimos queremos derramarla sobre mucha gente".
Recordó que uno de los peores momentos que vivió fue cuando la mina se vino abajo y no se veía ni oía nada: "Pensé que no íbamos a volver a ver nada más".
Para matar la ansiedad, el operario corría 10 kilómetros diarios en los escasos 800 metros que separan el refugio del taller.
La pareja de Peña, Angélica Álvarez, de 43 años, comentó que Edison viajó en su día desde Santiago al pueblo minero de Copiapó solo por amor. "Lo dejó todo allí, papá, mamá, hermanos, trabajo, para venirse acá. Se vino para estar conmigo. Yo le conseguí trabajo en esta mina". Hoy, Angélica no apartaba los ojos de él. "Mi negra siempre estuvo conmigo", decía Edison.

