Buenos Aires, 30 de enero.- Así llevan cinco años. Desde que Fu fue arrollado en su motocicleta -tenía 25 entonces- y dañó su sistema nervioso, sufre una parálisis desde la nuca hacia abajo y no puede respirar por sí solo. Por lo tanto, depende de un respirador artificial para seguir viviendo, pero la familia no puede costear su estadía en el hospital de Taixhou, donde residen en China.

La compensación por el accidente alcanzó a 300.000 yuanes, pero el costo mensual de la asistencia hospitalaria asciende a 10.000 por mes, lo que haría insuficiente cualquier esfuerzo para que sus padres pudieran mantenerlo internado. Si bien tienen un aparato similar en su casa, también el precio de la electricidad consumiría la economía familiar en caso de utilizarlo las 24 horas.

Así, se vieron forzados a inventar un sistema manual que ellos mismos deben accionar para que Fu pueda respirar. Cuentan con la ayuda de otros parientes -dos hermanos y dos primas- para turnarse durante el día, mientras que por la noche asumen el costo de encender un respirador -también artesanal- para poder dormir.

El sistema fue diseñado por su hermano menor. La sonrisa de Fu, a pesar de todo

Este aparato nocturno fue diseñado por su hermano menor, que vio un programa de TV en el que se explicaba el método y lo llevó a cabo: un motor eléctrico acciona una polea que impulsa una especie de pie gigante, el cual presiona a su vez un saco de aire que llena los pulmones de Fu durante la noche.

Sin embargo, según explica Daily Mail, la familia tendrá finalmente un aparato “profesional” para mantener a su hijo con vida: una empresa que fabrica respiradores se hizo eco de su historia a través de un documental de TV y abrió una cuenta para donar dinero. El Estado comunista también acusó recibo de la historia y dispuso que doctores y enfermeros lo asistan en su domicilio.