El chileno José Miguel Insulza fue reelegido ayer por aclamación secretario general de la OEA para otro mandato de cinco años. A pesar del contundente respaldo que obtuvo de los 33 países miembros activos, la mayoría le exigió cambios, entre ellos Venezuela.

El chileno, de 66 años, renovó su mandato en una Asamblea General Extraordinaria reunida a tal efecto en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, en la que no hubo sorpresas y ningún otro candidato, y que resultó ser un puro trámite.

Únicamente Bolivia dijo que se abstenía de emitir su voto sobre Insulza, pero al mismo tiempo indicó que no se oponía a que el chileno fuera reelegido por aclamación, lo que equivale a un consenso. El secretario general adjunto, el surinamés Albert Ramdin, también fue reelegido ayer.

Venezuela y Nicaragua apoyaron finalmente a Insulza, aunque con críticas: El embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton, indicó que la OEA tiene una Carta Democrática Interamericana que "ya comienza a ser puesta en duda por factores que aspiran a intervenir con mayor poder en las democracias disidentes’, en alusión al pasado golpe de Estado ocurrido en Honduras.

En su primer discurso como el décimo Secretario General reelecto -mandato que entrará en vigencia dentro de dos meses-, Insulza aseguró que de aquí al 2015 "seguiremos luchando por fortalecer la democracia’.

Líder pragmático y temperamental e incansable negociador de consensos, el diplomático chileno es abogado. Sin embargo, quienes lo conocen bien aseguran que es amable y divertido; que se preocupa por los demás y disfruta contando chistes.

Insulza, un convencido demócrata, es también un hombre en constante ebullición. Controlador y ambicioso, pero, sobre todo, hábil. Aún así, algunos le reprochan falta de mano dura contra gobiernos como el de venezolano Hugo Chávez. Pero él recibe estos comentarios con resignación e ironía porque está acostumbrado a recibir críticas.

Entre sus logros está la mediación en la crisis política de Nicaragua en 2005 y la participación entre 2006 y 2009 en el proceso de transformación democrática en Bolivia. También se cuenta la intervención y mediación en la crisis colombo-ecuatoriana en 2008.

Insulza vivió el golpe que llevó al poder al general Augusto Pinochet en 1973, y esto marcó su vida política y personal. Fueron 15 años en el exilio, primero en Roma (1974-1980) y después en México (1981-1988).

El titular de la OEA inició su actividad política durante sus años de estudiante y creó, junto a otros jóvenes, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) que apoyó la candidatura presidencial de Salvador Allende, en cuyo Gobierno (1970-73) participó activamente.

Insulza regresó desde Roma a Chile a principios de 1988 y se integró en la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición que venció en el plebiscito en contra del régimen de Pinochet, y en todas las elecciones democráticas celebradas en el país desde 1990 hasta enero de este año cuando ganó la derecha con Sebastián Piñera.

Durante este período, además de ocupar cargos relevantes en la Administración del presidente Patricio Alwyn (1990-1994), Insulza fue canciller del Gobierno del presidente Eduardo Frei a partir de 1994.

En 1999 fue ministro secretario general de la Presidencia, y un año después se convirtió en ministro del Interior y vicepresidente con el presidente Ricardo Lagos.

Siempre coqueteó con la Presidencia de su país. Pero en el 2005, decidió probar suerte en la arena internacional y consiguió hacerse con la Secretaría General de la OEA. La Presidencia chilena volvió a tentarle en el 2009. Pero al final renunció a ser candidato, por lo que, durante otros cinco años, Washington seguirá siendo "su casa".