Sri Lanka vivió ayer un sangriento Domingo de Resurrección con unos 207 muertos, tras una serie de atentados que golpearon tres iglesias en las que los fieles celebraban la festividad cristiana.
Las seis primeras explosiones ocurrieron de forma simultánea hacia las 08.45 horas en al menos tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa. Las imágenes mostraban iglesias con el techo del templo semidestruido, escombros y cuerpos esparcidos.
Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoo de Dehiwala, y la última en un complejo residencial en Colombo.
Los muertos en las primeras explosiones ascienden a 202 y los heridos a 450, mientras que en las otras dos explosiones se produjeron cinco muertes más, tres de ellos de policías, según la Policía de Sri Lanka.
Al menos 32 extranjeros se encuentran entre los fallecidos, detalló el presidente de la Autoridad de Desarrollo del Turismo, Kishu Gomas. Entre los muertos, anotó, hay nacionales de EEUU, China y el Reino Unido.
Un portavoz de Policía de Sri Lanka anunció el arresto de 13 sospechosos, sin dar más detalles. Por ahora, ningún grupo armado ha reclamado la autoría, mientras las autoridades se limitaron a clasificarlos como ataques "extremistas".
Los ataques contra minorías religiosas en la isla se han venido repitiendo en el pasado, los últimos de relevancia en 2018, cuando el Gobierno tuvo que declarar estado de emergencia tras enfrentamientos entre musulmanes y budistas. En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4%, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas el 12,6% y los musulmanes el 9,7%. En un país poco habituado a la violencia contra los cristianos, aunque sí a los enfrentamientos entre budistas y musulmanes, los ataques coinciden además con la celebración del Domingo de Resurrección. "Me enteré con tristeza de la noticia" dijo el papa Francisco tras celebrar la bendición pascual. También expresó su "conmoción" el presidente Mauricio Macri. Atentados de esta magnitud no habían en Sri Lanka desde la guerra entre la guerrilla tamil y el gobierno, conflicto que finalizó en 2009.