Los periodistas que cubren el G-20 trabajan desde un centro de prensa con un lago artificial que costó 2 millones de dólares y "vistas" a los idílicos parajes que proyecta una pantalla mientras reputados chefs ofrecen comida gratis para disfrutar del "paisaje".
Para horror de los contribuyentes, el Gobierno del primer ministro Stephen Harper, que instará a sus socios más endeudados del Grupo de los Veinte (G20) a apostar por la disciplina fiscal, no ha predicado con el ejemplo y ha echado la casa por la ventana para la cumbre.
El marketing de Harper no ha escatimado recursos para lograr que la prensa internacional se lleve, dice, una "buena imagen" del país anfitrión.
La campaña, que incluye la retransmisión de los partidos del Mundial de fútbol, parece haber dado resultado, a juzgar por las declaraciones de los periodistas que se "inspiran" entre artículo y artículo en las sillas de reposo a "orillas" del lago mientras contemplan puestas de sol virtuales.
"Es cómodo. Es peligroso. No quiero trabajar. Quiero descansar", dice el Hiroo Watanabe, corresponsal del periódico japonés Sankei Shimbun, sentado en una tumbona con una copa de vino en la mano.
Watanabe, que cubre desde hace diez años cumbres internacionales como la del G-20, dice que ésta es "la mejor" en lo que al trato del país anfitrión a la prensa se refiere.
Ana Barón, corresponsal del diario argentino Clarín en Washington desde 1985 y quien que ha cubierto incontables reuniones del FMI, el G-7, el G-8 y el G-20 ha sucumbido también a los esfuerzos propagandísticos de Canadá.
"He cubierto todas las cumbres que te puedas imaginar y de todas este centro de prensa es el más impresionante, por la comida y por las imágenes de la pantalla, que te sientes como si estuvieras ahí", afirmó Barón, para quien la guinda es el mini-cine en 4D (cuatro dimensiones) con imágenes turísticas de la provincia de Ontario.
Los periodistas canadienses, por su lado, ofrecen una lectura distinta del asunto.
Jonathan Pearce, un productor del canal de televisión CPAC que retransmite noticias y sesiones parlamentarias, dice que el despliegue del centro de prensa, que incluye comida y bebida gratis "todo" el día, refleja el "complejo de inferioridad canadiense".
"Somos muy inseguros como país sobre nuestro lugar en el mundo y tratamos de compensarlo con exageraciones como esta", afirmó Pearce, quien cree que el estar tan cerca de la superpotencia estadounidense explica las inseguridad de Canadá.
Su compañero, John Vanbeek, asegura, por su parte, que no deja de ser irónico que la prensa canadiense, que criticó a Harper hasta la saciedad por gastar más de 1.000 millones de dólares en las dos cumbres, se beneficie ahora de esas inversiones.
"Los medios que tanto criticamos el famoso lago estamos ahora aquí disfrutándolo", afirmó Vanbeek, quien aseguró verse obligado a reconocer que la campaña es "efectiva".
La operación de "márketing" en marcha incluye la presencia de cocineros como Jamie Kennedy, uno de los "chefs" más famosos de Canadá, que preparó la tarde del viernes canapés de pescado para los miles de periodistas de todo el mundo que se encuentran en Canadá.
"El objetivo es mostrarnos a todos vosotros que tenemos una gastronomía floreciente", explicó a Kennedy, que utiliza sólo productos de agricultores y pescadores locales.

