En la década de 1960, José "Pepe" Mujica intentó cambiar el rumbo de Uruguay como líder guerrillero tupamaro. Hoy, 40 años después, durante los cuales vivió en la clandestinidad y pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar, está a un paso de ganar las elecciones presidenciales de mañana, o al menos, asegurarse un lugar en el ballotage del 29 de noviembre.
Su forma de hablar de estilo coloquial, que incluye frecuentes exabruptos y un estilo desaliñado de vestir, han hecho del senador un personaje con mucha popularidad en su país, pero también blanco de críticas dentro y fuera de su fuerza política, y dentro y fuera de su país, especialmente por sus críticas, sin anestesia, hacia Argentina y los argentinos.
En el libro "Pepe. Coloquios", presentado a mediados de setiembre en la Feria del Libro de Montevideo, Mujica afirma que Argentina es un país "con reacciones de histéricos, de loco, de paranoico", mientras que sus habitantes son "totalmente irracionales".
En otro momento, añade que "Argentina no llegó al nivel de la democracia representativa y la institucionalidad no vale un carajo".
También arremete contra la Administración de la presidenta Cristina Fernández y los agricultores y ganaderos que le hicieron frente: "Burro el Gobierno y burro el campo, burros todos", afirma Mujica.
Entre otros "piropos", al ex presidente argentino Carlos Menem le llama "mafioso" y "ladrón", mientras llamó "patoteros", "delincuentes" y "verdaderos señores feudales" a los peronistas.
"Yo digo lo que pienso, no escondo nada. No cometo ningún pecado. ¿Por qué hay que maquillar todo? Hay que tener coraje de decir lo que uno piensa", dijo Mujica el día después de que aquellas críticas desataran la tormenta en Montevideo y Buenos Aires.
Con igual riguosidad se despachó contra los ambientalistas entrerrianos que mantienen cortado el puente Gral. San Martín que une Gualeguaychú y la ciudad uruguaya de Fray Bentos en protesta por la papelera. Dijo que "los ambientalistas argentinos actúan con fundamentalismo" y que el agua del Río Uruguay "está más limpia que nunca". Pero, para equilibrar, el jueves usó la última tristemente célebre frase de Diego Maradona para cerrar la campaña ante una multitud: "Tengo una invitación: vamos a armar un griterío para estos rompecocos… ¡Viva el Frente! ¡Viva el Frente! ¡Mascatelá y que viva el Frente Amplio!".
Fue, un volver a la fuente porque la carrera presidencial lo obligó hacer algunas concesiones: aceptó lucir traje -nunca corbata- e intentó, no siempre con éxito, moderar su lenguaje.
Según analistas, ese mismo estilo directo y campechano lo llevó a ser el senador más votado en las elecciones del 2004. Y también fue el factor que le permitió imponerse a Danilo Astori, el candidato preferido del presidente Tabaré Vázquez, en las elecciones partidarias internas en junio de este año.
Mujica fue el primer dirigente tupamaro en ingresar a la Cámara de Diputados, en 1995, y tras las elecciones de 1999 pasó a ocupar una banca en el Senado.
"Pepe" nació en 1935 en Montevideo y en sus primero años de militancia se unió al Partido Nacional, hoy su principal rival. Entre los años sesenta y setenta se convirtió en la clandestinidad en miembro del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros). Una guerrilla urbana que protagonizó enfrentamientos con la policía, y el Ejército, secuestros y asesinatos.
Estas andanzas le valieron a Mujica la detención en 1970 pero logró escapar en dos ocasiones, en una de ellas junto a más de 100 militantes por un túnel construido desde la cárcel hacia una vivienda cercana. Las fuerzas de seguridad acabaron con la guerrilla antes del golpe de Estado de 1973, cuando comenzó una cruda represión contra simpatizantes de izquierda que dejó 200 desaparecidos.
Tras años de torturas y encerrados en condiciones inhumanas, los presos políticos fueron liberados en 1985, al regreso de la democracia al país.
En el plano político se sitúa a la izquierda, pero se define como un socilademócrata que confiesa que su proyecto presidencial está más cerca del brasileño, Lula Da Silva que del venezolano, Hugo Chávez. Que ya no cree en la utopia de Cuba y admira el empuje de China e India.
