El presidente de EEUU, Donald Trump, presentó ayer su esperado plan de paz para Oriente Medio que propone la creación de un Estado palestino con capital en Jerusalén Este, en un intento por lograr la paz tras décadas de conflicto con Israel. El plan considera que EEUU reconozca los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada.

Trump presentó su plan junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que calificó de una "solución realista de dos estados" que resuelve "el riesgo del Estado palestino para la seguridad de Israel".

"Mi visión presenta una oportunidad de ganar o ganar para ambas partes, una solución realista de dos estados que resuelve el riesgo del Estado palestino para la seguridad de Israel", dijo Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

Las declaraciones de Trump dan a entender que su plan dará un marco legal a una situación de hecho: Israel pasaría a controlar de manera soberana el 20% de Cisjordania -incluido el Valle del Jordán-, a la vez que perdería el control sobre una pequeña zona del desierto del Néguev, cercana a la frontera con Gaza y Egipto, reportó el diario The Jerusalem Post.

Según dicho periódico, Palestina tendría soberanía en las las zonas A, B y la mitad de las C definidas en los acuerdos de paz de Oslo de 1993, aunque Israel mantendría el control sobre todas las fronteras. Este mapa duplicará el territorio de los palestinos, con una capital en Jerusalén Este, "donde Estados Unidos abrirá orgullosamente una embajada", expresó el magnate republicano, "ningún israelí ni palestino tendrá que abandonar su hogar".

La "indivisibilidad de Jerusalén" como capital fue siempre uno de los reclamos de Israel a la hora de negociar cualquier tipo de acuerdo con los palestinos. Sin embargo, Trump manifestó que según su visión, "Jerusalén seguirá siendo la capital indivisible, muy importante e indivisible de Israel". 

El plan del mandatario, denominado "Paz para la prosperidad", pretende brindar un territorio continuo a los palestinos, conectando el territorio principal ubicado en Cisjordania con la Franja de Gaza a través de una serie de carreteras subterráneas.

Según el mapa presentado, el nuevo Estado palestino no tendrá frontera con Jordania ni acceso al Mar Muerto, ya que el Valle del Jordán -con importantes reservas de agua- quedaría bajo control israelí.

El acuerdo pretende, además, interrumpir durante cuatro años la construcción de nuevos asentamientos israelíes en territorio palestino para favorecer la negociación entre las partes de la letra chica del acuerdo.

Una de las condiciones para su implementación es que Palestina reconozca a Israel como un Estado judío, aunque alrededor de un 25% de su población practica otra religión, según cifras de la Oficina Central de Estadísticas de Israel. 

El plan de paz de Trump contó con el beneplácito del premier israelí, quien calificó el anuncio como "un día para la historia". "Señor presidente, debido a este reconocimiento histórico y porque creo que su plan de paz logra el equilibrio correcto donde otros planes han fallado, acordé negociar la paz con los palestinos sobre la base de su plan de paz", dijo Netanyahu, tras el anuncio del presidente estadounidense.

El gran ausente de la cita fue el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, a quien Trump envió una carta e intentó comunicarse varias veces por teléfono sin obtener respuesta.

 

  • Entre escepticismo y fuertes protestas

 

Las conversaciones entre israelíes y palestinos se interrumpieron en 2014 y no está nada claro que el plan de Trump las reviva. 

Funcionarios estadounidenses dijeron que están preparados para el escepticismo inicial de los palestinos, pero que esperan que con el tiempo acepten negociar. 

El plan abarca unas 80 páginas, 50 de las cuales constituyen el plan político anunciado el martes, y 30 una propuesta de 50.000 millones de dólares para la reactivación económica de Palestina, Jordania y Egipto, que se había anunciado en julio. Pero antes de hacerlo público el plan de Trump fue repudiado por miles de palestinos que protestaron en la Franja de Gaza. "Abajo Israel y abajo Estados Unidos", coreaban los asistentes al recorrer las calles del enclave. Los manifestantes quemaron banderas israelíes y estadounidenses, además de un muñeco con la figura de Trump para mostrar su rechazo al esperado plan de Washington.