El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer la cancelación unilateral del acuerdo firmado por su predecesor Barack Obama con Cuba.
‘Haremos cumplir el embargo‘, enfatizó el presidente de EEUU, Donald Trump, durante su discurso en el teatro Manuel Artime, en el estado norteamericano de Florida.
El giro de Estados Unidos de su política hacia Cuba incluye entonces el mantenimiento del bloqueo comercial y el freno de negocios con empresas militares. ‘La política reafirma el embargo estadounidense impuesto por ley a Cuba y se opone a los llamados dentro de Estados Unidos y otros foros internacionales para acabar con él‘, indicó la Casa Blanca en un comunicado mientras Trump anunciaba el cambio de política en Miami.
En un evento en el que rindió tributo a opositores cubanos, Trump enumeró las condiciones de su Gobierno para retomar el deshielo emprendido por Obama. ‘No nos vamos a quedar callados ante el comunismo‘, dijo el Presidente. Como se preveía, las modificaciones parciales que hizo a la política de Obama están orientadas a frenar los negocios de estadounidenses con empresas militares cubanas y restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla.
El objetivo es prohibir que las empresas de EEUU hagan negocios con compañías cubanas de propiedad o controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, que son buena parte de las compañías estatales, dominantes en la economía de la isla.
El nuevo enfoque de Trump, que será consagrado en una nueva directiva presidencial, busca un cumplimiento más estricto de una vieja prohibición sobre los estadounidenses que viajan a Cuba como turistas, y también prevenir que se usen dólares para financiar al gobierno.
La nueva política prohíbe la mayoría de las transacciones comerciales de EEUU con el Grupo de Administración Empresarial (GAESA) -un conglomerado militar involucrado en todos los sectores de la economía-, pero con algunas excepciones, como viajes aéreos y marítimos, lo que protegerá a aerolíneas y cruceros.
‘No queremos que los dólares de Estados Unidos apuntalen un monopolio militar que explota y abusa de los ciudadanos de Cuba‘, dijo Trump, quien prometió que las sanciones no se levantarán hasta que Cuba libere a los prisioneros políticos y realice elecciones libres.
Otros cambios anunciados por EEUU incluyen la prohibición de los viajes individuales para hacer contactos con el pueblo cubano y la posibilidad de auditoría a todos los estadounidenses que visiten Cuba para comprobar que no violan las sanciones de EEUU. Las remesas seguirán fluyendo.
Trump no llegará a romper los lazos diplomáticos que se restablecieron en 2015 después de más de cinco décadas de hostilidades. No eliminará los vuelos comerciales directos de EEUU a Cuba o los cruceros, pero su política más restrictiva parece desalentar que se establezcan nuevos vínculos económicos.
El Gobierno, según un funcionario de la Casa Blanca, no espera ‘interrumpir‘ los negocios existentes, como uno cerrado bajo el gobierno de Obama para administrar un histórico hotel en La Habana.
Trump tampoco planea restablecer los límites que Obama eliminó a ron y cigarros que los estadounidenses pueden traer de la isla para uso personal. Si bien los cambios son de gran alcance, parecen menos ambiciosos de lo que muchos habían temido.
Trump, sin embargo, no dio vuelta atrás a la decisión de Obama de cancelar la entrada de cubanos sin permisos legales a EEUU. ‘Retamos a Cuba a venir a la mesa con un nuevo acuerdo‘, afirmó Trump en Florida.
Asimismo, Trump, aseguró que ‘pronto se va a lograr una Cuba libre‘. Sin embargo, mantuvo sin cambios varias de iniciativas de Obama, incluyendo la reabierta embajada estadounidense en La Habana, a pesar de que buscó mostrar que estaba cumpliendo con su promesa de campaña de adoptar una postura más dura hacia Cuba.
Esto muestra que los cambios anunciados por Trump no desmantelan totalmente la política cubana de Obama, que retomó las relaciones diplomáticas con La Habana tras más de 50 años con ellas rotas. Agencias
Los plazos del proceso
Los cambios no entrarán en vigor hasta que los Departamentos del Tesoro y Comercio ajusten sus regulaciones sobre la materia, un proceso que deben iniciar en menos de 30 días, pero que podría durar ‘varios meses‘, según la Casa Blanca.
Los ciudadanos estadounidenses que deseen viajar a Cuba bajo una de las 12 categorías autorizadas por ley, la de actividades educativas, tendrán que hacerlo acompañados en todo momento por un representante de una empresa patrocinadora de EEUU.
Se espera que el Gobierno estadounidense de Trump aplique más estrictamente la normativa que pide a todos los que viajen a Cuba guardar durante 5 años todos los recibos y documentos de transacciones relacionadas con su visita.