En la histórica cumbre de ayer entre EEUU y Rusia, el presidente Donald Trump dijo que se han dado "los primeros pasos" dentro de un "largo proceso" para mejorar las relaciones bilaterales.
Por su lado, el presidente ruso, Vladimir Putin, admitió ayer que deseaba la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para mejorar la "maltrecha" relación entre ambos países, pero negó cualquier injerencia de Rusia en las elecciones que lo catapultaron a la presidencia estadounidense.
En un encuentro de cuatro horas, los presidentes de EEUU y de Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin se reunieron ayer en el palacio presidencial de la capital finlandesa (Helsinki).
Trump aseguró que la relación de su país con Rusia "ha cambiado" gracias a la cumbre de ayer, al asegurar que se han dado "los primeros pasos" dentro de un "largo proceso" para mejorar las relaciones bilaterales.
"Nuestra relación nunca ha sido peor que ahora, pero eso ha cambiado en las últimas cuatro horas", dijo Trump en una conferencia junto a Putin al término de su primera cumbre formal en Helsinki, la ciudad europea. "Las conversaciones (fueron) exitosas y útiles", dijo Putin.
Trump dijo que no veía motivos para creer que Rusia había interferido en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 para ayudarlo a ganar, y agregó que Vladimir Putin "fue extremadamente firme y convincente" al negarlo.
En conferencia de prensa, Trump no pronunció ni una sola palabra crítica sobre Rusia o alguno de los temas que han llevado las relaciones entre Washington y Moscú a su punto más bajo desde la Guerra Fría.
A falta de acuerdos que promocionar en la primera cumbre, la cuestión de la presunta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016 eclipsó el resto de problemas. Un periodista preguntó a Putin si quería que Trump ganara las presidenciales de 2016. Putin asintió y argumentó que el ahora presidente de EEUU "quería mejorar las relaciones con Rusia". Además, calificó de "tontería" decir que el Kremlin encargó a ciudadanos rusos piratear los ordenadores del Partido Demócrata para hacer daño a la campaña de Hillary Clinton.