Bolivia, 14 e Julio.- La liberación del joven fue rechazada por su padre, David Knelsen Wieler, quien intentó impedir el ingreso de la policía a la colonia Bélice. El hombre y el ministro de la comunidad menonita, Jacobs Enns Thiessen -ideólogo del castigo-, afrontan cargos por privación de libertad, reducción a un estado análogo a la esclavitud y otros delitos.
"Estoy aquí desde hace tres meses y una semana. Ellos quieren que esté un año, pero yo no quiero, quiero salir", dijo Johan a las autoridades desde su celda móvil de poco más de 1,80 metros de altura y alrededor de dos metros de ancho, en la que dormía, se alimentaba y hacía sus necesidades fisiológicas.
Sus padres le permitían movilizarse con la jaula hasta el jardín de la casa para estar al sol pero luego lo devolvían a su lugar y cerraban unas cortinas para que no viera nada del mundo exterior.
El joven fue castigado severamente por haber trabajado fuera de la colonia y haber administrado personalmente su sueldo. Además, admitió ante los líderes de su grupo que usaba un teléfono móvil y escuchaba música, ambas prácticas prohibidas entre los menonitas.
La Policía de Cotoca comprobó que, hace casi un año, otra comisión lo había rescatado de un encierro que duró varias semanas. La misma persona que denunció este nuevo enjaulamiento afirmó que dentro de la colonia había otro menonita castigado en una celda, aunque los agentes no lograron hallarlo.