Sin respiro. Rescatistas de la Armada, del Ejército y los denominados "topos" unieron esfuerzos durante todo el día para intentar liberar debajo de los escombros a Frida y a cualquier otro niño atrapado en el derrumbe del colegio. 

 

Horas de máxima tensión e incertidumbre si vivían anoche en la capital de México en los alrededores del Colegio Enrique Rebsamen cuyo edificio colapsó tras el potente sismo del martes de 7,1 grados

ya que entre los escombros habría niños atrapados, y por eso, trabajaban contra reloj para poder rescatarlos. Al menos tenían una pista certera para no dar tregua al rescate: Frida, una niña de 8 años

dio señales de vida, logró pedir agua y explicó que no se podía mover. La pequeña, según informan los expertos en rescates, está atrapada bajo la losa de la escuela primaria del sur del Distrito Federal en un espacio de 45 centímetros. Pero, aunque se la contactó por la mañana, anoche, al cierre de esta edición, hacían esfuerzos denodados para llegar hasta ella y sacarla.

El número de muertos por el terremoto que afectó el centro de México creció ayer a 230 entre los que se encontrarían al menos 30 alumnos del colegio Rebsamen y cuatro maestros.

"Definitivamente es un cuerpo con vida", afirmó uno de los técnicos que trabaja en el rescate a los medios mexicanos y agregó que la niña "se movió un poco" en el momento en el que se hicieron las pruebas.

El otro foco. En otro extremo de la Ciudad de México, con perros y sondas, también buscan sobrevivientes.

 

Los cuerpos de rescate -en los que participan Marina, Ejército, Policía Federal y los llamados "topos"- llevan horas intentando sacar a Frida de entre los escombros, una tarea que cada vez es más delicada.

El rescatista explicó que lo ideal sería volver a enviar una cámara térmica "para asegurar al 100 partir de ahí, "utilizar todos los recursos para movilizarla".

Hasta el momento, las imágenes térmicas ha revelado una temperatura diferente a la del entorno, que señala hacia lo que puede ser "el tórax, los órganos vitales".

Mientras algunos rescatistas pedían silencio para escuchar si ella hacía ruidos desde las entrañas del derruido edificio, otros arriesgaban su vida arrastrándose entre los vestigios de la escuela, soportados precariamente sobre pilotes de madera.

Un perro rescatista entró varias veces por los huecos de la estructura, por donde también se introdujo una manguera para hidratar a la pequeña, que cumplía más de 28 horas atrapada en el colegio.

A pocos metros, la angustia acompaña a familiares de los niños que aún continúan desaparecidos entre los escombros del colegio, ya que no tienen ninguna certeza de que sus hijos pueden estar con vida.

"Creo mucho en Dios, y si Dios me quiere compartir otro rato a mi hija, es el mejor regalo de la vida, y si no, me la compartió siete años maravillosos que me hizo muy, muy feliz", dijo emocionada Adriana, la madre de la niña que intenta ser salvada.

En las proximidades del Colegio, hojas de cuaderno desvelan el destino de varios de los niños que quedaron atrapados. Aun así, quedan muchas personas que ven, con angustia, que ya han pasado más de 24 horas sin saber de sus familiares.

"Fátima: encontrada viva", "Fidel: hospital Ángeles", "Pamela: ambulancia". Los nombres escritos en las hojas intentan ser de ayuda a los familiares que se acercan a la institución.

De acuerdo al último informe oficial, difundido por el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, los muertos ascienden a 230, de los cuales se registraron 94 en Ciudad de México, 76 en el estado de Morelos, 43 en Puebla, 12 en el Estado de México, 4 en Guerrero y 1 en Oaxaca.