El Presidente huyó con destino desconocido, la mayoría de los países ya están trasladando el personal de sus embajadas. mientras muchos lugareños colapsaban el tránsito en las calles intentando escaparar de la capital afgana pero el aeropuerto local está colapsado y sin vuelos.

Esto es apenas una ligera postal de un nuevo drama que enfrenta Afganistán después que los insurgentes talibanes entraran ayer en la capital Kabul para formar un nuevo gobierno 20 años después de que fueran derrocados por las fuerzas lideradas por EEUU tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas.

Fueron 20 años de guerra sin poder haber asegurado un destino diferente para un pueblo sumido en la extrema pobreza y una espiral de violencia sin fin.

La facilidad del avance de los talibanes, a pesar de los miles de millones de dólares gastados por EEUU y otros países para fortalecer las fuerzas del gobierno local afgano, ha asombrado al mundo. Tan sólo la semana pasada, un análisis de la inteligencia estadounidense indicó que Kabul podía resistir al menos tres meses. Pero en una semana en la que los insurgentes fueron tomando una tras otra casi la totalidad de las 34 capitales de provincia afganas, ayer amanecía con la noticia de que los talibanes se habían apostado al Norte, Oeste y Sur de los límites de Kabul.

El pánico estalló entonces en la capital, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonasen sus puestos de trabajo y fueran a sus hogares, mientras cerraban tiendas y bancos, con el tráfico paralizado por grandes atascos.

Muchos afganos temen que los talibanes recuperen las extremas prácticas del pasado en su imposición de la sharia, la ley religiosa islámica. Durante su gobierno de 1996-2001, las niñas no tenían derecho a escolarizarse, las mujeres no podían trabajar y se administraron castigos como la lapidación, los latigazos y el ahorcamiento.

Pero los militantes buscan ahora proyectar una cara más moderada, prometiendo respetar los derechos de las mujeres y proteger tanto a los extranjeros como a los afganos.

Hasta prometieron sólo apostar las milicias en las puertas de Kabul hasta que se negociara una transferencia pacífica del poder. Pero a medida que las fuerzas oficiales fueron abandonando la ciudad, los talibanes fueron entrando a la capital con todas sus milicias sin encontrar resistencia.

La entrada en el Palacio Presidencial finalmente se produjo, como mostraron imágenes de televisión con los insurgentes recorriendo el recinto. Mientras el presidente afgano, Ashraf Ghani, abandonaba Afganistán para evitar "un derramamiento de sangre" entre la población.

El destino de Ghani era incierto: un alto funcionario del Ministerio del Interior dijo que se fue a Tayikistán, mientras que un integrante del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que su paradero era desconocido. Los talibanes dijeron que estaban investigando su ubicación.

Algunos usuarios locales de redes sociales le llamaron "cobarde" por abandonarles en medio del caos. Entrada la noche comenzaban en algunos lugares a escucharse disparos y posibles actos de pillaje y actos de saqueos. Para sofocar estos desmanes, los talibanes comenzaron a patrullar las calles de Kabul, registrando a las personas que se iban encontrando, para luego dejarlas seguir.

Todavía no está claro si habrá o no un gobierno de transición. Un portavoz de los talibanes aseguró a la canal de televisión Aljazeera que "la guerra terminó en Afganistán y que el tipo de gobierno y la forma del régimen estarán claros pronto".

 

Embajada de EEUU

Los diplomáticos estadounidenses fueron evacuados de su embajada en helicóptero hacia el aeropuerto, mientras las fuerzas locales afganas, entrenadas durante años y equipadas por EEUU y otros países con miles de millones de dólares, colapsaban. Muchos países más ordenaron la retirada a su personal.

1.000 militares más

El Pentágono autorizó este domingo el envío de 1.000 soldados más a Kabul, lo que eleva a 6.000 el total de militares estadounidenses que se desplegarán en la capital afgana, algo que ya ha permitido evacuar a unos 500 empleados de la embajada de los 4.000 empleados de la misión diplomática .