Cuatro chicos fueron rescatados de la cueva ubicada en el norte de Tailandia en la que permanecieron durante 15 días, mientras que el resto aún espera por el desarrollo del operativo llevado a cabo por buzos especializados, según varios medios locales.
Los jóvenes fueron llevados de urgencia en helicóptero hacia un hospital de alta complejidad.
Los socorristas evacuaron esta madrugada el área de la caverna para despejar el lugar y “ayudar a las víctimas”, dando inicio al operativo rescate.
“Todos los que no están implicados en la operación deben salir de la zona inmediatamente”, anunció la policía por altavoz en el lugar, donde se encuentran cientos de periodistas. “Debemos utilizar la zona para ayudar a las víctimas”, agregó la policía por altavoz.
Desde Tailandia, los medios locales indicaron que había comenzado el operativo de rescate que podría durar varias horas.
En tanto, los 12 niños atrapados en una cueva de Tailandia desde hace 14 días enviaron ayer, a través de los buzos, cartas a sus familiares, mientras los equipos de rescate hablaban de un plazo de tres o cuatro días para evacuarlos antes del regreso de las lluvias.
El entrenador de fútbol de los menores que se encuentra con ellos en la gruta también hizo llegar una carta a los padres, pidiéndoles disculpas: “Gracias por todo el apoyo moral, pido perdón a todos los padres”, dijo Ekkapol Chantawong, de 25 años, en esta misiva publicada ayer por los socorristas.
El sentimiento de culpabilidad del joven entrenador está en el centro de los debates del país, blanco de críticas por haber llevado a los niños a una cueva que se podía inundar durante las lluvias del monzón.
Tras la publicación de dos videos, el primero grabado cuando unos buzos británicos descubrieron al grupo el lunes por la noche y el segundo, el martes, no se ha vuelto a publicar ningún video.
Las cartas escritas por los niños a sus familias son las primeras pruebas de vida que se han hecho públicas desde el martes.
“No se preocupen, papá y mamá. Hace dos semanas que me fui pero volveré para ayudaros en el comercio”, escribió Bew, cuyos padres tienen un negocio .
“Estoy bien, pero hace un poco de frío aquí. No se preocupen por mí. No olviden prepararme una fiesta de cumpleaños”, dice otro niño, Duangphet, firmando con su apodo, Dom.
“Si salgo, por favor, llevenme a comer moo krata”, un plato tailandés a base de cerdo y verduras, pide otro, Piphat, conocido como Nick.