Los investigadores del Airbus siniestrado entre Río de Janeiro y París pidieron ayer prudencia sobre las causas de la catástrofe, frente a la ola de acusaciones que apuntan a los fallos en los sensores de velocidad como origen del accidente que ocasionó la muerte de sus 228 ocupantes.
"No se ha establecido por el momento una relación directa entre los fallos en los sensores de velocidad y el accidente", reiteró ayer un portavoz de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA).
A la espera de que se encuentren las cajas negras, los investigadores tienen que conformarse con analizar las informaciones de radio que emitió el avión minutos antes del accidente. De ellas se desprende que los sensores fallaron y que los pilotos desconocían a qué velocidad viajaban.
Pero en la BEA consideran que todavía es prematuro concluir que ese fallo fue el motivo del accidente. Más osado, el diario francés "Le Figaro" cita a varios expertos en accidentes de aviación para concluir que el desconocimiento de la velocidad obligó a los pilotos a volar "a ciegas".
En esas condiciones, el aparato pudo alcanzar una velocidad demasiado alta para sus capacidades, lo que pudo causar que las piezas más expuestas a presiones aerodinámicas cedieran.
Eso explica, según estos expertos, el gran tamaño de los restos del avión encontrados en aguas del océano Atlántico, que hace pensar que el avión no se desintegró tras estrellarse contra el agua.
Los fallos en los sensores de velocidad de los Airbus A330 y A340 no son algo nuevo, y están relacionados con la presencia de agua congelada en los mismos, lo que les inutiliza.
Cada avión está equipado con tres de estos sensores y, cuando los datos que envía cada uno de ellos son demasiado dispares, entonces se considera que hay una "incoherencia" en los mismos y el sistema del aparato no los tiene en cuenta.
Air France decidió el pasado 27 de abril cambiar sensores en sus 35 aviones A330 y A340 para evitar esos fallos. Pero el centenar de instrumentos que pidió no llegó hasta tres días antes del accidente en el Atlántico, sin tiempo para colocarlos en todos los aparatos.
