Por primera vez, una persona infectada con VIH donó en vida un riñón a un receptor también infectado por el virus y “ambos están bien”, afirmaron médicos del hospital universitario estadounidense Johns Hopkins, que lo consideraron un hecho “grandioso”.
“Esta es la primera vez en el mundo que se le permite a alguien infectado con VIH donar un riñón, y eso es grandioso”, destacó el cirujano Dorry Segev, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en una conferencia virtual de la que participó Télam.
El médico comentó que esa enfermedad, que en los años 80 era considerada “una sentencia de muerte”, está actualmente “tan bien controlada que las personas infectadas ahora pueden salvar vidas a través de la donación de riñón. ¡Es algo increíble!”.
La investigación de Segev y sus colegas, que incluyó a más de 40.000 personas que viven con VIH, demostró que los nuevos medicamentos antirretrovirales no causan daño en el riñón, y que aquellos en quienes el virus está bien controlado, “básicamente, corren los mismos riesgos que aquellos no infectados”.
“Lo que es significativo sobre este primer donante vivo de riñón, que también vive con VIH, es que, aparte de ser un avance médico, sirve además para destruir el estigma. Desafía a los médicos y al público a ver el VIH de otra manera?, señaló por su parte Christine Durand, integrante del Centro Oncológico Kimmel del Johns Hopkins.
La especialista comentó que están trabajando “con el mayor número posible de donantes para salvar la mayor cantidad de vidas posibles”. “Cada trasplante que tiene éxito acorta el tiempo de espera de todos los pacientes que están en la lista”, enfatizó.
Nina Martínez, la donante viva de riñón de 35 años con infección por VIH, contó durante la conferencia que se inspiró en “una amiga y vecina que se ofreció voluntariamente” a hacer lo mismo.
“Para mí es sumamente importante participar en investigaciones clínicas. Fui testigo de cómo mi amiga hizo posible un trasplante que le salvó la vida a otra persona y, al ver lo que ella hizo, supe que si había alguna forma de que yo ayudara a alguien, tenía que hacerlo”, compartió.
Martínez señaló que aunque algunos crean que las personas con VIH están “enfermas”, ella sabía que tenía “buena salud”.
“El VIH ya no constituía una barrera para la donación de órganos, y nunca lo consideré como un obstáculo médico. Quiero cambiar lo que la gente cree que sabe sobre el VIH”, enfatizó.
Y completó: “Estaba en posición de hacer esto por otra persona, y no porque soy alguien especial, sino porque soy fuerte. Otras personas infectadas por el VIH antes de mí participaron en investigaciones clínicas para que yo pudiera no solo sobrevivir sino prosperar. Era mi turno de hacer esto”, afirmó.
Durante la evaluación, el equipo de cirujanos confirmó que los riñones de Martínez estaban en buena condición y con una carga viral baja, lo que satisfacía los criterios requeridos.
Los médicos indicaron que los candidatos con VIH “suficientemente saludables” para donar un riñón son aquellos “cuya infección está bien controlada, no tienen antecedentes de diabetes, hipertensión no controlada ni proteína en la orina”.