Admirador del tango. El físico argentino José Edelstein, quien tenía un vínculo personal con Stephen Hawking (foto) asegura que al fallecido científico “le gustaba la carne nacional y el tango”.

 

El famoso físico británico Stephen Hawking, una de las mejores mentes científicas del mundo, murió ayer a los 76 años, confirmó su familia en un comunicado.

En la declaración, sus hijos Lucy, Robert y Tim informaron que falleció en paz en su casa de Cambridge, en el Reino Unido de Gran Bretaña, en las primeras horas de ayer. Hawking fue un físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador, que sufría una dolencia motoneuronal vinculada con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La enfermedad se fue agravando con el paso del tiempo hasta que quedó prácticamente paralizado y esto le forzó a comunicarse a través de un sofisticado aparato electrónico que reproducía su voz, lo que no le impidió seguir indagando en los secretos del universo.

Recientemente, el científico británico divulgó un informe en profundidad sobre los agujeros negros, el tema que más investigó a lo largo de su vida. Hawking escribió “Breve historia del tiempo”, que arrasó en ventas a nivel internacional, y le convirtió en una de las mayores celebridades del mundo científico desde Albert Einstein.

A pesar de sus problemas de salud, que comenzaron a agravarse cuando tenía 21 años, Hawking ha vivido durante más de medio siglo con una patología que muchas veces precipita una muerte prematura.

La formidable mente de Hawking, que pasó la mayor parte de su vida en silla de ruedas, exploró los límites mismos de la comprensión humana tanto en la vastedad del espacio como en el misterioso mundo submolecular de la teoría cuántica, que dijo podía predecir lo que sucedería al principio y al final de los tiempos.

El físico británico Stephen Hawking fue un estudioso de los agujeros negros.

Su trabajo abarcó los orígenes del universo, a través de la perspectiva de viajar en el tiempo. El científico pasará a la historia, entre otros méritos, como creador de la teoría del “Big Bang”, término con el que se refirió al origen del espacio y el tiempo, pero también fue un estudioso de los agujeros negros que, según expuso, no son completamente negros ya que emiten radiación. Hawking reconsideró su propia teoría sobre los agujeros negros en 2004 y expuso una nueva, que cuestiona que sean una especie de pozo sin fondo, como él mismo había mantenido.

En julio de 2015 presentó en la Royal Society de Londres un proyecto de búsqueda de vida extraterrestre. El físico teórico, nacido en una familia de intelectuales de Oxford el 8 de enero de 1942, fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 1963.

Sólo podía comunicarse moviendo un músculo bajo su ojo con el que accionaba un sintetizador de voz. Aunque le diagnosticaban que sólo podía vivir dos años con esa enfermedad, eso lo estimuló a trabajar más duro, pero también contribuyó al colapso de sus dos matrimonios, escribió en sus memorias del 2013 “My Brief History”.

Fue titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge desde 1979 hasta su jubilación en 2009, uno de los cargos más importantes de Cambridge, que ocupó Isaac Newton en 1663.

Entre las numerosas distinciones que le fueron concedidas, recibió doce doctorados honoris causa y fue galardonado con la Orden del Imperio Británico en 1982, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, la Medalla Copley en 2006, la Medalla de la Libertad en 2009 y el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2015. No obstante nunca ganó el premio Nobel.

Considerado el heredero de Einstein, Hawking trabajó durante toda su vida en desentrañar las leyes que gobiernan el universo y, junto a su colega Roger Penrose, mostró que la teoría de la relatividad de Albert Einstein implica que el espacio y el tiempo han de tener un principio, que denominó “Big Bang”, y un final dentro de los agujeros negros.

Refugiado en la física teórica para escapar de un cuerpo que le resultaba una cárcel, el cosmólogo supo relacionar las ecuaciones de la relatividad de Einstein con la mecánica cuántica para identificar las únicas partículas que pueden escapar del horizonte de sucesos de un agujero

negro, una frontera que ni siquiera la luz puede cruzar y que hasta entonces se consideraba infranqueable. Su hallazgo facilitó la detección de agujeros negros y propició, entre otros, el descubrimiento de que en el centro de nuestra galaxia se oculta uno de ellos (Sagitario A).

Líderes europeos, científicos, astronautas y artistas rindieron ayer homenaje en las redes sociales al físico teórico británico, fallecido a los 76 años en su casa de Cambridge.    Efe y Reuters