Una mujer embarazada fue ultimada a balazos por un hombre en una parroquia de Madrid, pero a pesar de su fallecimiento los médicos lograron salvar la vida de su bebé, mientras otra mujer, que estaba en el lugar, resultó gravemente herida. El agresor se suicidó con un tiro en la boca tras arrodillarse frente al altar.
Todo sucedió antes de comenzar la misa de las 20 horas cuando el hombre de 34 años entró a la Parroquia de Santa María del Pinaren y comenzó a disparar “al boleo”, según testigos, impactando en la mujer embarazada y en otra, de 52 años, que recibió una herida en el tórax.
Unas 40 personas se encontraban en el templo en ese momento. Cuando llegaron al lugar los servicios de emergencia, los médicos encontraron a la mujer embarazada -al parecer estaba pronta a dar a luz- con una herida de bala en la cabeza y con un paro cardiorrespiratorio.
Pese al fallecimiento de la mujer, de 36 años, los facultativos consiguieron salvar la vida del bebé después de practicarle una cesárea en el mismo lugar de la agresión. El pequeño, un varón, fue trasladado al Hospital de La Paz.
José María Bravo, vicario episcopal de la zona, confirmó que los hechos sucedieron mientras el sacerdote, Francisco Santos, se cambiaba para iniciar el oficio. ‘Las víctimas eran feligresas y conocidas en el barrio. Es una falta de respeto a la vida humana‘, indicó. En la misma línea manifestó que el autor del tiroteo disparó ‘por sorpresa‘ a las víctimas, ‘sin mediar palabra‘, dijo.
La madre de la mujer embarazada, que se encontraba en la iglesia sentada al lado de su hija, sufrió un ataque de ansiedad en el momento en que vio el tiroteo.
El relato del vicario da cuenta de que el agresor había sido visto merodeando en torno a la iglesia a lo largo de la tarde. Estaba ataviado con unas bermudas, un sombrero y portaba una mochila de tenis en la que supuestamente llevaba el arma. También preguntó en un bar próximo el horario de misas.
Las primeras investigaciones de la Policía descartan cualquier vínculo familiar entre las víctimas y el agresor. Es un acto de ‘odio supremo‘, declaró uno de los testigos.
En la zona del Pinar de Chamartín se vivió durante unas horas la alarma y el nerviosismo entre los vecinos, entre los que se contaba tras el suceso el mismo marido de la víctima.
Fuentes: Efe, diarios El Mundo y El País

