Los restos del cohete chino Larga Marcha 5B reentraron en la atmósfera terrestre ayer por la mañana y cayeron a 72.47 grados de longitud este y 2.65 grados de latitud norte, anunció la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.
Las coordenadas quedarían cerca de las islas Maldivas en el océano Índico, al sur de la India, apunta la prensa local, mientras que el organismo asegura que la mayor parte de los restos se desintegraron al entrar con la atmósfera terrestre.
El tamaño del objeto, con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba -unos 28.000 kilómetros por hora- motivó la activación de varios de los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono.
El viernes pasado ya se había advertido que los restos del cohete caerían en una región de la Tierra cubierta en su mayor parte por el océano o áreas deshabitadas, y que la probabilidad estadística de un impacto en suelo en áreas pobladas era baja.
Por su parte, China también aseveró el mismo viernes que era "altamente improbable" que los restos del cohete causaran daños en su regreso a la Tierra y que lo más plausible era que se desintegraran durante su reentrada a la atmósfera. Algunos medios locales chinos fueron incluso más allá y acusaron a la prensa extranjera de sensacionalismo, y portales como Sina o Guanwang calificaron las informaciones publicadas al respecto de "exageraciones que sólo buscan desacreditar al país asiático".