Un impresionante dispositivo técnico y humano desafió ayer a la montaña y al clima para rescatar los primeros cadáveres de las víctimas de la tragedia del Airbus A320 de la aerolínea alemana de bajo costo Germanwings que el martes se estrelló en una zona de difícil acceso de los Alpes franceses.
La aeronave, con 150 personas a bordo, cubría la ruta entre Barcelona y Düsseldorf , en Alemania.
Un vocero de la Policía francesa informó ayer a la agencia de noticias DPA que pudieron sacar algunos cuerpos desde el fondo de la montaña. El informante evitó precisar cuántos cuerpos habían sido rescatados.
En el lugar trabajan 400 gendarmes y militares, 300 bomberos y muchos investigadores.
La vía aérea aparece como la única viable para llegar a la zona montañosa, escarpada, donde los restos del aparato, prácticamente pulverizados, se extienden en un área de cuatro hectáreas, al igual que los cuerpos de los 150 ocupantes del vuelo de la compañía Germanwings, todos ellos fallecidos.
Los gendarmes tratan también de establecer una vía terrestre, pero la orografía y el clima juegan en su contra. El terreno escarpado hace prácticamente imposible que se allane el camino para la llegada de vehículos, la única forma que tendrían de sustituir a los helicópteros.
De lo contrario, hacen falta muchas horas de duro camino en un terreno húmedo y resbaladizo, sólo propicio para los especialistas.
Por eso, han sido los helicópteros los que han mantenido el contacto entre el recóndito lugar del macizo de los Trois-Évêchés.
Hasta allí han llevado a gendarmes encargados de asegurar la zona, a forenses para identificar restos humanos y a investigadores de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) en busca de elementos esclarecedores.
Todos los ojos buscan la segunda caja negra, la que graba los datos del vuelo, de la que encontraron la carcaza pero no su contenido.
La primera, hallada el mismo martes, tiene las conversaciones de la cabina y ya fueron analizadas por la BEA pero todavía no tienen ninguna explicación sobre las causas de la tragedia. También comienzan a identificar los restos de los fallecidos.
‘Se lo debemos a las víctimas‘, afirmó el presidente francés, François Hollande, que visitó la zona junto con los jefes de Gobierno de Alemania, Angela Merkel, y España, Mariano Rajoy, los dos países más afectados por la catástrofe.
Hollande destacó la solidaridad de los vecinos del normalmente apacible valle del Ubaye, que en esta época del año no está habituado a recibir tantos visitantes. Sus habitantes viven entre la desazón del accidente y el deseo de ayudar. Muchos son los que se dicen listos para recibir en sus domicilios a las familias de los fallecidos, que tienen previsto llegar a partir de hoy en dos vuelos fletados por Lufthansa, propietaria de Germanwings, uno desde Barcelona y otro desde Düsseldorf.
Se esperan a unas 400 personas en el lugar. Una capilla ardiente ha sido montada en un gimnasio cercano al lugar de la catástrofe para que los familiares puedan velar a sus allegados. Traductores, personal sanitario y psicólogos los ayudarán en todo lo que necesiten. El accidente está presente en todas las conversaciones.

