El presidente de Perú, Pedro Castillo, anunció hoy que aceptó la renuncia de su jefe de gabinete, Guido Bellido, para "garantizar la gobernabilidad del país", lo que significa que aceptó la renuncia de todo el gabinete, luego que el hombre fuerte de su Gobierno despertara críticas en la oposición y protagonizara desacuerdos públicos con otros miembros del Ejecutivo.
“Informo al país que el día de hoy hemos aceptado la renuncia del Presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido Ugarte, a quien le agradezco por los servicios prestados a la Nación y anuncio la juramentación del nuevo gabinete para el día de hoy a las ocho de la noche”, aseguró el mandatario en un discurso a la nación corto pero lleno de indirectas para la oposición.
“Es así que tanto la cuestión de confianza, la interpelación como la censura, no deberían usarse para crear inestabilidad política, el Perú espera mucho de sus autoridades, es momento de poner el Perú por encima de toda ideología y posición partidaria aislada”, aseguró tras una reciente interpelación de su ministro de Trabajo por presuntos vínculos con el brazo político de la guerrilla Sendero Luminoso y las constantes amenazas de repetir ese proceso con otros miembros de su Gobierno, incluido Bellido.
Castillo también volvió a defender la propiedad privada, luego que Bellido impulsara en los últimos días la renegociación de la distribución de las ganancias del yacimiento de gas natural de Camisea en la región Cusco, el más grande del país, bajo amenaza de una posible estatización si no se llegaba a un acuerdo.
“Como lo anunciamos en la gira internacional, ratificamos el compromiso del Perú con la inversión privada, remarcando la necesidad que esta opere sin corrupción y con responsabilidad social, priorizando la diversificación productiva nacional”, sostuvo el presidente.
Y concluyó: "Indicó que el actual gobierno tiene el compromiso de abordar prioritariamente los grandes problemas que tiene el país como son la salud, el hambre y la pobreza, motivo por el cual decidió tomar decisiones en favor de la gobernabilidad."
El mandatario adelantó que juramentará hoy al nuevo gabinete a las 20 (22 hora argentina).
Aún no está claro si la salida de Bellido, considerado un representante del ala más dura y conservadora del partido oficialista Perú Libre (PL), conllevará a un cambio mayoritario o minoritario en el gabinete, compuesto por sectores más moderados y de izquierda, productos de las alianzas que le permitieron a Castillo ganar en la segunda vuelta electoral.
Bellido tenía planeado dar una conferencia de prensa hoy más tarde y, aún a minutos del discurso de Castillo tuiteó "Vamos por todo" para promocionar esa aparición.
Sin embargo, al hablar, Castillo informó que le había aceptado la "renuncia indeclinable" que le había presentado su hasta ahora jefe de gabinete.
“Habiendo cumplido con todas las funciones correspondientes a la institución, cumplo en alcanzar mi renuncia irrevocable al cargo de Presidente del Consejo de Ministros conforme usted me ha solicitado y en esa línea, quedo a total disposición para efectuar de manera ordenada la transferencia de gestión correspondiente”, escribió Bellido en la carta que inmediatamente después comenzó a circular por la prensa local, según publicó el diario La República.
Bellido fue criticado por la oposición -y por varios aliados del Gobierno- desde el día mismo de su nombramiento, hace poco más de dos meses.
Se le cuestionó declaraciones pasadas cargadas de misoginia y homofobia, su férreo apoyo al líder de PL, Vladimir Cerrón en medio de sus procesos por presunta corrupción y sus choques con otros miembros del gabinete por sus posiciones consideradas más moderadas, por ejemplo, en la cuestión del vínculo con el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
Prueba de la creciente montaña de críticas y cuestionamientos a Bellido es que el Poder Judicial había dispuesto hoy más temprano que el ahora ex jefe de gabinete debía cumplir con una serie de medidas tras ser acusado por una congresista opositora, Patricia Chirinos, de una agresión verbal.
La jueza Virginia Isabel Arroyo había ordenado que realizara de manera obligatoria una terapia psicológica y le advirtió que no aceptaría que cometiera ningún nuevo acto que implique violencia contra la mujer.