La mayoría de los cadáveres preidentificados en la isla brasileña Fernando de Noronha, estaban desvestidos o apenas cubiertos por ropa, lo que sugeriría que las prendas fueron arrancadas por acción del viento. La información fue publicada por el diario "O Estado de Sao Paulo".
La pericia preliminar permite descartar por el momento, la posibilidad de que hubiera habido fuego o explosión en la aeronave, ya que ninguno de los cuerpos presentó rastros de quemaduras.
Los cuerpos fueron rescatados prácticamente íntegros, y casi todos presentaban múltiples fracturas en los miembros superiores e inferiores y en la región de la cadera.
Esto indicaría que la muerte de las víctimas fue por politraumatismo provocado por el choque con el agua a alta velocidad.
Asimismo, no fue verificada en los cadáveres analizados hasta ayer ninguna muerte por ahogo.
La hipótesis de la desintegración parcial de la aeronave también está reforzada por otros datos del accidente, que indican que los equipos de rescate encontraron dos líneas de cuerpos, distantes entre sí 85 kilómetros.
En este sentido, los investigadores afirmaron que si el avión hubiera caído entero al mar, los cuerpos deberían estar más próximos unos de otros.
Sobre los restos de la aeronave, hasta el momento sólo se encontró una pieza grande, el estabilizador vertical, que se localiza en la cola del avión y donde se ubica el timón de dirección, pieza aerodinámica que evita grandes sacudidas en caso de registrarse turbulencias.
El resto del material regido estaba disperso "en un mar de destrozos", según informó la Marina brasileña.
