La reciente reelección del presidente venezolano, Hugo Chávez, significa la expansión del proyecto de “socialismo petrolero”‘ que ha sembrado el mandatario en la estatal PDVSA, una empresa altamente politizada y que sostiene decenas de programas sociales del Gobierno, así como onerosos pactos de envío de crudo a sus aliados políticos.

Los críticos afirman que Chávez ha atascado el desarrollo de la petrolera estatal PDVSA con peticiones de su Gobierno, que le exige financiar desde equipos de deportes hasta clínicas de salud y la costosa construcción de cientos de miles de casas.

Bajo ese escenario, argumentan, PDVSA no ha tenido suficiente flujo de caja disponible para mantener a flote sus operaciones o invertir en su negocio.

Desde un feroz paro que derrumbó las operaciones de Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre el 2002 y el 2003, el mandatario ha hecho hincapié en el control casi absoluto de sus operaciones. PDVSA presume de tener las mayores reservas de crudo del mundo, pero no ha podido superar apreciablemente los 3 millones de barriles de petróleo por día (bpd) de bombeo, una meta postergada en el tiempo mientras se incrementa su récord de accidentes.

Tras la cómoda victoria de Chávez, su Gobierno buscará avanzar con ambiciosos emprendimientos con socios extranjeros en la vasta Faja del Orinoco, una de las mayores reservas de petróleo del mundo. La extracción de crudo de Venezuela cayó en el 2010 a su menor nivel desde el paro y el Orinoco es clave para recuperar los barriles perdidos.

Ha firmado acuerdos para proyectos en esa zona con empresas extranjeras como la estadounidense Chevron, la española Repsol, la italiana Eni y un consorcio de empresas rusas, las cuales están bajo fuerte presión para aportar nuevos barriles.

Ejecutivos de empresas extranjeras en algunos de esos emprendimientos afirman que han sufrido retrasos debido a pagos demorados por parte de PDVSA. Aun con esos retrasos, dos empresas mixtas entre PDVSA, el consorcio ruso y la estatal Petrovietnam comenzaron a bombear crudo el mes pasado.

Bajo el mando de Chávez, China se ha convertido en una fuente clave de financiamiento para Venezuela y ha entregado al Gobierno socialista préstamos por más de 32.000 millones de dólares en los últimos años. Como pago, PDVSA envía 430.000 bpd de crudo y productos derivados a ese país y tiene la meta de llegar a 1 millón de bpd.

Eso incrementaría aun más la importancia de Pekín para las finanzas de Caracas bajo el próximo gobierno de Chávez.

También se espera que Chávez permita las inversiones necesarias para iniciar sus dilatados proyectos de gas natural costa afuera. Venezuela es uno de los 10 países con mayores reservas de gas del mundo, pero se ve en la necesidad de importar desde Colombia para suplir su mercado doméstico.

A su vez, se aguarda que Chávez continúe y posiblemente amplíe los acuerdos de suministro de petróleo firmados con aliados ideológicos como China, Bielorrusia, Irán, Siria y más de una docena de países de Centro y Sudamérica, especialmente si los precios del crudo se mantienen o se incrementan.