En la tradicional rendición de cuentas ante el Congreso que cada año debe hacer el presidente chileno sobre su gestión hubo una gran tranquilidad, que contrastó con la bronca de 8 mil manifestantes.
Con un discurso de dos horas, el mandatario chileno, Sebastián Piñera, asistió ayer a su tercera rendición de cuentas ante el Congreso, con sede en Valparaíso. En esa misma ciudad, una multitudinaria manifestación terminó ayer con graves enfrentamientos que dejaron dos policías heridos, destrozos y al menos 40 detenidos.
Los manifestantes, en su mayoría estudiantes y trabajadores, reclaman un sueldo mínimo de 500 dólares, frente a los actuales 364 dólares. Como todo 21 de mayo, el presidente presentó ayer el informe anual sobre su gestión ante el Legislativo, en coincidencia con la fecha en que se conmemora la batalla de Iquique que enfrentó en 1879 a peruanos y a chilenos.
Sus dos anuncios más destacados fueron el envío de un proyecto de ley para crear un bono solidario de alimentación para cubrir las necesidades de más de 6 millones de personas y la reactivación de un viejo proyecto de construcción de un puente que una Chiloé con el continente.
Pidiendo perdón por errores cometidos, Piñera desgranó los avances de su primera mitad de mandato más que realizar nuevos anuncios. Destacó la tarea hecha por su Gobierno en la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto de 2010.
En la ceremonia, que transcurrió sin interrupciones, Piñera destacó las ‘buenas relaciones‘ con Argentina y señaló que el Gobierno defenderá su mar y su soberanía en la Corte de La Haya, donde se dirime la demanda por límites marítimos con Perú.
En materia educativa, el presidente se comprometió con una reforma que garantice el ‘acceso a una educación de calidad con un sistema de becas y créditos‘. Tanto el oficialismo como la oposición coincidieron en destacar la tranquilidad en que se vivió el acto, pese a los enfrentamientos de ayer entre Carabineros y manifestantes, que fueron reprimidos con gases y carros hidrantes.
Al término de la manifestación convocada por la Central Unitaria de Trabajadores en demanda de mejores salarios, al menos 300 encapuchados causaron destrozos en la vía pública, atacaron las instalaciones de bomberos y se enfrentaron a la policía, hasta que fueron dispersados por los Carabineros.
Los encapuchados intentaron linchar a dos personas al descubrir que eran integrantes de la Policía de Investigaciones. Uno de ellos resultó con graves heridas tras ser brutalmente golpeado. Además, destruyeron cámaras de seguridad y semáforos en las calles cercanas al Congreso, atacaron algunos locales comerciales e intentaron saquear otros.

