El Tribunal que juzgó en El Cairo al ex presidente egipcio Hosni Mubarak, lo sentenció ayer a cadena perpetua por la muerte de más de 800 manifestantes durante las protestas que llevaron a su destitución a principios de 2011.
Cabe destacar que la fiscalía solicitó la pena de muerte para el ‘Rais‘ (título utilizado por los gobernantes de musulmanes en estados de Medio Oriente), por lo que los abogados del Ministerio Público podrán ahora apelar la sentencia.
Tras conocer el veredicto, miles de egipcios se volcaron a las calles. Algunos pedían la ejecución de Mubarak. Otros temían que el fallo expusiera debilidades en el caso que pudieran permitir apelar a Mubarak, que gobernó Egipto por 30 años.
La sala de la Academia de Policía habilitada para el juicio guardó silencio absoluto mientras el juez Ahmed Refaat leía la
sentencia, que Mubarak recibió impasible tras sus gafas oscuras y recostado en una camilla.
Mubarak y su ministro del Interior, Habib al Adli, fueron sentenciados a cadena perpetua por su complicidad en la muerte de manifestantes en los 18 días de la revolución que comenzó el 25 de enero de 2011. La sentencia fue recibida primero con euforia, pero esta se fue trocando en decepción al comprobar que el tribunal había absuelto a seis ex altos mandos del Ministerio del Interior por el mismo caso. También fueron absueltos los hijos del expresidente, Alaa y Gamal, el empresario detenido en España Husein Salem, así como el propio Mubarak, por otros cargos de corrupción, al haber prescrito los delitos.
La decisión de los jueces no aplacó a víctimas y defensores de derechos humanos, que fueron aumentando el tono de sus protestas hasta acabar despidiendo al tribunal en pie sobre las bancadas, al grito de ‘El pueblo quiere ejecutar a Mubarak‘.

