En toda Francia. Además de los disturbios de "chalecos amarillos" en París, hubo protestas francesas en Burdeos, Toulouse, Marsella, Lyon y Nantes.

 

En las calles de la capital francesa volvieron a verse automóviles ardiendo y negocios asaltados. Unas 1.400 personas fueron detenidas ayer en todo el país europeo, en el cuarto sábado consecutivo de protestas del movimiento de los "chalecos amarillos".

Además de Francia, las protestas se extendieron en Bélgica y Holanda. La detención de casi 1.400 personas en Francia (de ellas más de 900 en París) y la estrategia de un dispositivo policial de excepción permitieron ayer limitar la dimensión de los disturbios. Las convocatorias reunieron a 125.000 personas en todo el país y 10.000 en la capital.

Manifestantes piden una suba de salarios y que renuncie Macron.

El ministro de Interior, Christophe Castaner, dijo que se habían contabilizado 118 manifestantes heridos y 17 entre las fuerzas del orden. En el cuarto sábado consecutivo de protestas, en las calles de la capital francesa volvieron a verse automóviles ardiendo y negocios asaltados mientras los manifestantes intentaban levantar barricadas con las placas de madera con las que habían sido protegidos muchos negocios en los Campos Elíseos.

Ante las protestas, el presidente francés Emmanuel Macron ya había anunciado la suspensión de la subida de impuestos a la gasolina. El aumento al impuesto del combustible, que generó las protestas de los "chalecos amarillos", era parte de los esfuerzos de Macron por reducir la dependencia de Francia a los combustibles fósiles a fin de disminuir los gases de efecto invernadero y desacelerar el cambio climático.

Sin embargo, algunos cabecillas de los manifestantes insistieron en que de todas formas marcharían cada sábado por París para exigir mayores recortes de impuestos, subidas de salarios y demandar la dimisión de Macron.

En la jornada de ayer, las autoridades francesas desplegaron 89.000 policías y gendarmes, de ellos 8.000 en la capital, y que esta vez tenían la consigna de intervenir rápidamente contra los autores de altercados para impedir destrozos. Para eso, utilizaron cañones de agua, gases lacrimógenos e incluso, por primera vez en más de cuarenta años en la ciudad, una docena de vehículos blindados de la Gendarmería.

"Chalecos amarillos". Las fuerzas de seguridad vivieron momentos de tensión ante la furia de los "chalecos amarillos" en París.

 

Los primeros choques entre fuerzas del orden y manifestantes, con lanzamientos de gases lacrimógenos, se produjeron ya a primera hora de la mañana en la avenida de los Campos Elíseos.

Pero los enfrentamientos más graves -con quema de coches o destrucción de mobiliario urbano para levantar barricadas- tuvieron lugar al ser dispersados algunos radicales en las zonas adyacentes, como la avenida Marceau o en torno al parque Monceau, así como en los Grandes Bulevares y cerca de la estación de Saint Lazare.

Con carácter preventivo, cerraron comercios, la torre Eiffel y el Louvre. Además, los "chalecos amarillos" filtraron el paso de vehículos en las dos principales entradas desde España. Las protestas de los "chalecos amarillos" se extendieron a Bélgica y Holanda. En Bruselas se produjeron algunos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que se saldaron con 400 detenidos.

Mientras que en Holanda, en las ciudades de Rotterdam, La Haya, Maastricht, Eindhoven y Groninga protestaron varios cientos de personas: exigieron una menor edad de jubilación.

Macron emitirá hoy su primer mensaje a los franceses desde que comenzó la movilización el 17 de noviembre último y que ya dejó cuatro muertos. Se los llama "chalecos amarillos", por los chalecos de seguridad fluorescentes que en caso de accidente debe colocarse quien conduce un vehículo con el fin de hacerse visible y evitar ser atropellado. Efe