Con una de las economías más estables de América Latina, Panamá muestra hoy un rostro totalmente diferente al de hace 20 años, cuando EEUU invadió el país para derrocar al general Manuel Antonio Noriega y poner fin a una dictadura de la que ya sólo quedan sombras.

El 20 de diciembre de 1989, 26.000 soldados estadounidenses invadieron Panamá en la denominada "Operación Causa Justa" para expulsar del poder y capturar al entonces hombre fuerte del país y destruir sus Fuerzas Armadas.

Incendiaron y destruyeron barrios populares de la capital, y dejaron un balance de víctimas que nunca se conoció con certeza, pero que la mayor parte de los cálculos cifran en 5.205 panameños muertos, de los que sólo 205 fueron militares.

Noriega, hombre fuerte de Panamá entre 1983 y 1989, se entregaría trece días después tras haberse refugiado en la Nunciatura, y la economía del país, que ya se movía en cámara lenta, quedó destruida por los efectos de la invasión y los saqueos registrados en los días posteriores, en los que nadie se hizo cargo de la seguridad civil.

En 2008, este país centroamericano de 3,5 millones de habitantes tuvo un crecimiento económico del 9,2%, uno de los más altos de la región, y este año se espera que acabe en alrededor del 3%, después de eludir, con aparentes pocos daños, la crisis económica mundial.

Para algunos expertos, la buena evolución y salud de la economía actual se cimentaron a inicios de la década de los 80, cuando precisamente las órdenes las daban los generales de turno, aunque para otros la puerta sólo quedó entreabierta tras el derrocamiento de Noriega.

Para el sociólogo Marcos Gandásegui, la invasión estadounidense llevó a un ruptura en todo lo relacionado con la política, "porque los militares llevaron el peso político del país" desde 1968, fecha en que el general Omar Torrijos dio el golpe de Estado contra el presidente constitucional Arnulfo Arias.

Sin embargo, Gandásegui consideró que esto no ocurrió en el plano económico porque estos gobiernos fueron los que "introdujeron las reformas neoliberales, que se aceleraron en la década del 90 y en la primera década de este siglo".

"Estas políticas neoliberales se convirtieron en una especie de condición "sine qua non" de la situación económica panameña, que hizo crisis este año con la crisis mundial y que estamos a la espera del próximo año para ver en qué dirección nos vamos a mover", afirmó el sociólogo.

En cuanto a la figura de Noriega, el catedrático universitario precisó que "sigue vigente, pero no como una figura de recambio, porque no contribuyó en forma significativa al desarrollo" del país.

"Hay que verlo como una figura del pasado que, creo, tiene mucho menos peso que un (Augusto) Pinochet, en Chile, o un (Francisco) Franco, en España", destacó.

El economista Mario Rognoni, amigo personal de Noriega y ministro de Comercio e Industria del dictador reconoció que el "boom" económico de Panamá se logró después de caer los militares y no antes.

"Esta política económica, que inició el presidente (Ernesto) Pérez Balladares (1994-1999), permitió que los gobiernos de (Mireya) Moscoso (1999-2004) y (Martín) Torrijos (2004-2009) dirigieran sus esfuerzos hacia las clases más populares", señaló.

La intervención militar de EEUU en Panamá, el 20 de diciembre de 1989, ordenada por George H.W. Bush, fue sin duda "traumática", pero no ha dañado las relaciones entre los dos países "de manera permanente" y hoy son "buenas", según Susan Kaufman, directora del Center for Hemispheric Policy de la Universidad de Miami.