La operación, que falló a 15 días de que la mina colapsó, complica las opciones de encontrar con vida a los trabajadores, quienes quedaron sepultados bajo las rocas a unos 700 metros bajo tierra.
Según los encargados del rescate este fracaso se dio porque los dueños de la empresa entregaron mapas imprecisos. Esto deja en evidencia otra de las grandes ineficiencias de la minera.
Una de las nueve sondas que perforan la mina superó hoy los 700 metros de profundidad, pero sin contactar a las víctimas ni encontrar el refugio donde se supone pudieron guarecerse. "Lamentablemente la sonda más avanzada no hizo contacto con los mineros atrapados", confirmó desde Santiago el presidente Sebastián Piñera, y agregó: "pero hay ocho sondas que siguen trabajando". Si finalmente alguno de los sondajes logra llegar a la zona programada y "rompe el fondo", la siguiente fase sería entubar el ducto para introducir una cámara e intentar hallar a los mineros. Sin embargo, ello recién ocurriría a mediados o fines de la otra semana, admitió Andrés Sougarret, encargado del rescate.
El ministro de Minería chileno, Laurence Golborne comunicó la situación a los familiares de las víctimas, quienes temen que los mineros no puedan ser sacados jamás de la tierra por una falla geológica en el mineral. El gobierno se estaría preparando para un escenario de esas características y algunas fuentes admiten la posibilidad de convertir la mina en un santuario. Por su parte el presidente chileno insistió en que el rescate de los mineros no depende sólo de la obra humana. "Esto no está solamente en nuestras manos, sino también en las manos de Dios", sostuvo el mandatario.
