El presidente Barack Obama advirtió anoche al Congreso que muchos estadounidenses morirán si no aprueban rápido una reforma del sistema de salud, en un firme llamado a la acción en medio de crecientes división y escepticismo en torno al tema prioritario de su agenda política interna.

Obama enfrentó así su mayor prueba de liderazgo con un encendido discurso en el Congreso para reactivar su plan de reforma sanitaria y hasta apuntó al alto costo en el cuidado de la salud como una de las causas del abultado déficit del país.

El mandatario demócrata dijo que Estados Unidos es "la única democracia avanzada, la única nación rica" que permite que millones de personas no tengan ninguna cobertura médica y dijo que está "decidido" a lograr una reforma del sistema de salud que termine con esta realidad.

"No soy el primer presidente que acomete esta causa, pero estoy decidido a ser el último", dijo Obama en un enérgico e inusual discurso ante ambas del Congreso

En una clara advertencia, dirigida en especial a los republicanos, Obama dijo que no perderá tiempo en buscar un consenso con aquellos de entre la oposición dedicados a frustrar sus planes de reforma sólo para minar el caudal político de su presidencia a apenas ocho meses de llegar al cargo.

El mandatario aseguró que la reforma contendrá "protección para aquellos con seguro médico, un sistema que permita a los individuos y empresas adquirir cobertura asequible y la obligatoriedad de que quienes se lo puedan permitir cuenten con un seguro sanitario".

A modo de mensaje final, se mostró optimista de lograr el ansiado consenso.

"Creo que hay un amplio consenso sobre cerca del 80% del contenido de su iniciativa.