La derrota en las elecciones al Senado en Massachusetts, que supuso para los demócratas la pérdida de la mayoría calificada, amargó ayer al presidente de EE.UU., Barack Obama, el primer aniversario de su llegada a la Casa Blanca.

Si hace un año la capital estadounidense estaba tomada por unos demócratas exultantes por la investidura del primer presidente negro, ayer quienes desbordaban alegría eran los republicanos, que esperan que el triunfo de su candidato al Senado Scott Brown sobre la demócrata Martha Coakley en Massachusetts marque el inicio de su recuperación política.

"El presidente tiene que tomarse esto como un mensaje para reevaluar cómo quiere gobernar, y si quiere gobernar desde el centro allí le encontraremos’, declaró el líder republicano en el Senado, Mitch McConnnell.

Por su parte, Brown aseguró que su triunfo representa "un mensaje muy firme de que no vamos a seguir haciendo las cosas como hasta ahora".

Los comicios de ayer en Massachusetts eran para elegir al sucesor del fallecido senador demócrata Edward Kennedy.

Tras la derrota, Obama perdió en el Senado la mayoría de 60 escaños sobre un total de 100.

La victoria de Brown les da a los republicanos el escaño que necesitaban para llegar a 41 asientos en el Senado y poder así bloquear la medida definitiva que resulte de la unificación de los proyectos de ley respectivos de ambas Cámaras, así como torpedear el debate y votación definitiva de cualquier otro proyecto de ley.

El poder de veto que acaban de adquirir los republicanos también puede complicar otros objetivos que Obama se había marcado para este año, como medidas contra el cambio climático, para la reforma del sistema regulador financiero o del sistema migratorio

La derrota en uno de los estados más progresistas del país -hace 37 años que Massachusetts no tenía un senador republicano-, y en un escaño que durante casi medio siglo ocupó el liberal Ted Kennedy representa un golpe personal para Obama, que hizo campaña en favor de Coakley, y un voto de censura a sus políticas.

El mandatario optó ayer por intentar mantenerse por encima de lo ocurrido. La pasada noche, según indicó la Casa Blanca, telefoneó a los dos contendientes en Massachusetts y felicitó a Brown.

El presidente ayer no aludió en absoluto al triunfo republicano en una comparecencia en la Casa Blanca para firmar una directiva contra la adjudicación de licitaciones federales a empresas que hayan evadido el pago de impuestos.

El voto en Massachusetts, en el que Brown se impuso con un 52% de los sufragios, puede interpretarse también como un golpazo a la reforma sanitaria que se negocia en el Congreso y que representa la principal prioridad legislativa de Obama. Esa reforma se ha ido haciendo cada vez más impopular entre los estadounidenses.

Los republicanos se oponen de modo tajante a esa medida, aprobada en la Cámara de Representantes y el Senado sólo con los votos demócratas.

El principal asesor político de la Casa Blanca, David Axelrod reconoció que la derrota en Massachusetts contiene "mensajes" para los demócratas. "Vamos a escuchar esos mensajes", prometió Axelrod.