Mezcla de inoculantes diferentes, reducción de las dosis recomendadas y aumento del plazo entre cada inyección. Estas son las nuevas estrategias de vacunación contra el coronavirus que analizan o ya comenzaron a adoptar varios países ante la escasez inicial de vacunas registrada a nivel mundial y a la espera de la autorización de inmunizantes de otros laboratorios en sus territorios.
El país a la vanguardia de estas iniciativas es el Reino Unido, uno de los más afectados por la Covid-19 en Europa con 77.346 muertes, donde el reciente descubrimiento de una nueva cepa del virus más contagiosa ha disparado el número de infecciones y hace temer un colapso sanitario.
Ante esta situación desesperante, el Gobierno británico cambió sus pautas de vacunación el pasado 30 de diciembre para que la segunda dosis de los inmunizantes de Pfizer/Biontech y Oxford/Astrazeneca sea administrada hasta 12 semanas después de la primera, en lugar de los 21 días prescritos.
La segunda dosis serviría para aumentar el tiempo de protección frente al virus, por lo que, a la hora de proteger a los grupos prioritarios, es preferible vacunar al doble de personas en los próximos meses que “a la mitad, pero sólo con una ligera mayor protección”, indicaron autoridades médicas en una carta remitida al personal sanitario de Reino Unido, en la que consideraron que 12 semanas “es un intervalo razonable para conseguir una protección a largo plazo”.
El Gobierno británico autorizó, además, en casos excepcionales, la mezcla de ambas vacunas, que no fueron diseñadas para ser combinadas, pese a la falta de evidencia sobre el grado de inmunidad de las dosis mixtas.
Estas pautas contradicen las recomendaciones de países como Estados Unidos, el más golpeado por la pandemia, donde las autoridades sanitarias advirtieron que las vacunas contra el coronavirus “no son intercambiables” dada que su seguridad y eficacia no fueron evaluadas.
Para algunos expertos, la situación crítica del Reino Unido empujó a las autoridades a tomar decisiones extremas.
Si bien la mezcla de vacunas genera polémica, algunos países europeos sí están planteándose aumentar el intervalo de aplicación de la segunda dosis para poder vacunar a más personas, a la espera de nuevos suministros.
Tal es el caso de Bélgica y Alemania, que pidieron a sus expertos evaluar una aplicación de la segunda dosis hasta un máximo de 42 días, el límite fijado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), mientras que Dinamarca ya anunció que dejaría pasar dicho plazo entre ambas inyecciones.
Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaron que la vacuna de Pfizer/Biontech puede ser retrasada varias semanas en “circunstancias excepcionales de contextos epidemiológicos y de problemas de suministros”. No obstante, precisaron que el intervalo nunca podía exceder las seis semanas y que la OMS continuaba recomendando la administración de ambas dosis “en un plazo de 21 a 28 días”.
De hecho, el laboratorio Biontech alertó que la eficacia máxima de su vacuna no está garantizada si se retrasa la administración de la segunda dosis.
“La eficacia y la seguridad de la vacuna no han sido evaluadas para otros calendarios de dosis” más que las dos inyecciones espaciadas de 21 días aplicadas durante el ensayo clínico, explicó la empresa alemana, que desarrolló con la estadounidense Pfizer el primer inmunizante autorizado en EEUU y Europa.
“Incluso si los datos demuestran que existe una protección parcial a los 12 días de la primera dosis, no hay datos que demuestren que la protección permanezca más allá de 21 días”, explicó una vocera de Biontech.
“Consideramos que se necesita una segunda inyección para garantizar la protección máxima contra la enfermedad”, sentenció. Desde la EMA también destacaron la importancia de dar la vacuna completa, ya que “los vacunados no pueden estar completamente protegidos hasta siete días después de su segunda dosis”, tal y como recomendó Pfizer tras sus ensayos clínicos.
Según los análisis realizados por EEUU durante la tercera etapa, antes de su aprobación, la eficacia de una sola dosis de la vacuna de Moderna es de entre 80% y 90%, mientras que la de Pfizer/Biontech es de 70%, en comparación con el 95% obtenido con dos inyecciones.